Vehículos con una media de más de 300.000 kilómetros, cables sueltos atravesando el habitáculo, asientos rotos, indicadores de averías en el cuadro de mandos... Así es como deben patrullar día a día los Policías Nacionales de la

Unidad adscrita a la Comunidad Valenciana, escenario que "nada tiene que ver con la profesionalidad y servicio que prestan los agentes y que deben, en algunos casos, jugarse el tipo yendo en estos vehículos más propios de un país tercermundista que de una de las mejores policías del mundo".

Así lo denuncia el sindicato JUPOL, mayoritario en el Consejo de la Policía, y también con mayor representación en la comunidad Valenciana y la provincia de Alicante, que critica el "lamentable estado de los vehículos con los que los agentes deben afrontar el día a día, no solo en la sede de la ciudad de Alicante sino también en la de Elche, lo que supone un riesgo añadido en la integridad física de los agentes".

"Una situación que ya se ha puesto sobre la mesa en varias ocasiones y a la que todavía no se le ha dado solución alguna, provocando con ello que la misma se vaya agravando día tras día debido al paso del tiempo y al aumento de los kilómetros", añaden.

El sindicato policial JUPOL ha mostrado su profunda preocupación por el estado del parque móvil de la Policía Nacional, no solo en la Unidad Adscrita de la Comunidad Valenciana, sino también en muchas de las Comisaría de la Provincia, principalmente en la de Dénia donde la situación en similar y también sería urgente una renovación de los

vehículos.

Medidas inmediatas

El secretario Provincial Acctal. en la Provincia de Alicante, David García, a través del Delegado de Prevención del comité de seguridad y salud de la comunidad Valenciana, ha pedido a la Jefa de la Unidad Adscrita de la Policía Nacional en la Comunidad Valenciana, "que se proceda a la retirada inmediata del servicio de los vehículos que no estén aptos para el mismo, especialmente los que puedan suponer un riesgo para la integridad física de los funcionarios, y que sean sustituidos por otros con los que puedan desempeñar las funciones encomendadas con total normalidad".

Una situación que para García supone "un riesgo para la seguridad y salud de los policías que se tienen que poner al volante de estos coches, alguno de ellos con más de 400.000 kilómetros, y que además supone una merma en la calidad y efectividad de los servicios que la Policía Nacional presta a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana".