La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un hombre acusado de haber intentado arrojar a su tía por la ventana desde un cuarto piso durante una discusión en el domicilio familiar. La vista quedó ayer vista para sentencia en un proceso que no estaba afectado por la paralización de la Administración de Justicia a causa del estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus ya que era una causa con preso y por lo tanto estaba considerada como urgente. La vista se celebró con todas las medidas de seguridad para prevenir contagios y el acusado fue trasladado desde un centro en Castellón en el que se encuentra encerrado de manera preventiva a la espera del juicio.
Todos en la sala iban provisto de mascarilla. Desde los tres magistrados del tribunal, el letrado de la Administración de Justicia, el fiscal y la defensa. Incluso el acusado, los dos policías que lo custodiaban, los testigos y la limpiadora que, entre declaración y declaración, daba un repaso a la silla y al micrófono (recubierto con plásticos) para eliminar gérmenes.
El hombre, que es inimputable a causa de una enfermedad mental, admitió ayer los hechos pero adujo que sólo quiso asustarla y que no quería matarla de verdad. La víctima llegó a pedir clemencia al tribunal con la pena, porque el estado de salud del acusado era muy delicado y «si la cumple toda, no va a poder ver a su madre. Para mi con una orden de alejamiento me vale», dijo al tribunal.
Los hechos ocurrieron el 21 de septiembre del año pasado en las proximidades del barrio de Campoamor en un domicilio en el que se encontraban el acusado, su madre y su tía y mantuvieron una discusión porque éste pretendía que le diera dinero de la pensión de su madre. Ante la negativa de la mujer, el procesado comenzó a golpearla violentamente y trató de llevarla arrastrándola por el suelo hacia la ventana del salón para arrojarla por el balcón. Sin éxito porque no consiguió mantener levantada la persiana, que se bajaba todo el rato. Por este motivo, la llevó a rastras hasta el cuarto de baño, donde intentó arrojar al vacío por la de allí. Al ser de dimensiones más reducidas, la víctima logró evitarlo. Y la respuesta del acusado fue empezar a apalearla mientras estaba en el suelo.
Los forenses sostienen que el hombre padece una esquizofrenia paranoide, motivo por el que es inimputable por estos hechos, por lo que la Fiscalía le reclama cinco años de internamiento en un centro psiquiátrico.
Al terminar su declaración, la víctima pidió al tribunal que no fuera severo en su sentencia para que el acusado pudiera ver a su madre. «Señora. Tendremos que ceñirnos a lo que diga la Ley», le explicó el magistrado.
