Un tramo de la carretera CV-821, que va desde San Vicente del Raspeig hasta San Faz, lidera el Top 5 en peligrosidad y concentración de accidentes en las carreteras convencionales, según los datos de 2018 incluidos en un estudio elaborado por la Fundación Línea Directa en colaboración con Centro Zaragoza. El tramo del kilómetro 5 al 8 de la CV-821 registró en 2018 once accidentes con 11 víctimas, todas ellas personas heridas de carácter leve, según el informe.

El estudio identifica los tramos en función de la intensidad media diaria de tráfico y el índice de siniestralidad y tras Alicante se encuentran el tramo del km 1 al 4 de la CV-670, en Valencia; el tramo del km 2 a 5 de la GR-3304, en Granada; el tramo del km 104 al 107 de la PO-311, de Pontevedra; y hasta cinco puntos negros repartidos por la N-634, entre Guipúzcoa y Vizcaya.

El estudio 'Carreteras convencionales: el agujero negro de la seguridad vial' analiza la siniestralidad vial en este tipo de vías durante la última década (2009-2018) -tomando como referencia datos de la DGT-, aunque también analiza la situación excepcional de este 2020 generada por la pandemia.

Dicho informe señala sobre la carretera alicantina que es una vía que atraviesa núcleos urbanos con el consiguiente riesgo para peatones, tiene incorporaciones y cruces, límites entre 50 y 80 km/h y gran circulación de motocicletas.

Por otro lado, el informe también señala que el número de fallecidos en las carreteras convencionales en el conjunto de este 2020 se verá reducido aproximadamente en un 27%, con cerca de 600 muertos frente a los 800 del año anterior en este tipo de vías, debido al impacto de la pandemia de covid-19 en la movilidad.

Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), entre el 15 de marzo y el 18 de mayo de este año, la movilidad se ha reducido en torno a un 70% y los fallecidos al volante han descendido un 67%. Sin embargo, la entidad estima que "la recuperación de la movilidad traerá también un aumento de los accidentes de tráfico en los próximos meses, especialmente en las carreteras convencionales".

El estudio recoge que aumentarán los siniestros viales por la vuelta a la normalidad, pero a ello habrá que sumar nuevos factores de riesgo que incidirán especialmente en los desplazamientos de largo recorrido: "habrá más viajes de turismo nacional y de interior que en años anteriores por las dificultades de salir al extranjero, con un probable repunte en el uso del coche privado, cuyo parque móvil está muy envejecido".

En este sentido, ante la actual situación de progresivo desconfinamiento y la vuelta a los niveles habituales de movilidad, la Fundación Línea Directa estima que los fallecidos en las carreteras secundarias volverán a suponer este año un 75% de los muertos de las vías interurbanas, un dato similar al conjunto de la década, cuando en los últimos años había bajado a un 73%.

Según el estudio, en la última década se han producido un total de 237.190 accidentes con víctimas en las carreteras convencionales (el 64% del total de siniestros en vías interurbanas), y desde 2015 los siniestros han ido creciendo hasta alcanzar un 11% de incremento.

En relación al índice de letalidad de las vías interurbanas, las carreteras convencionales multiplican por 1,5 veces la letalidad frente a las autovías y autopistas (2,8 fallecidos por cada 100 víctimas, frente a 1,8), aun teniendo en cuenta que las carreteras convencionales tienen limitada la velocidad a 90 km/h como máximo.

En este sentido, en los últimos diez años han muerto 10.446 personas en las carreteras convencionales, multiplicando por 3 el número de fallecidos de las autopistas y autovías. El número de heridos graves también es más elevado en carreteras secundarias, representando un 72% del total registrado en vías interurbanas.

Según el estudio, la salida de vía, sobre todo en las rectas, es el accidente más repetido desde 2009 en las carreteras secundarias (35% del total de accidentes, y generan una alta mortalidad (37% de los muertos). Le siguen los siniestros por colisión frontal y frontolateral (23,5%), que generan un 28% de los fallecidos. Entre los factores concurrentes se encuentran las distracciones, la velocidad inadecuada, el cansancio y el consumo de alcohol y/o drogas.

La presencia o no de arcén en este tipo de vías tiene también una importante incidencia, pues un 78% de los fallecidos en carreteras convencionales se produjo en vías sin arcén o con dimensiones inferiores a 1,5 metros.

En cuanto al momento del accidente, los meses de junio a septiembre son los que mayor siniestralidad registran: un 40% de las muertes en estas vías tiene lugar en verano.

Por comunidades autónomas, en términos absolutos, Cataluña ocupa el primer puesto en cifra de fallecidos en carreta convencional (17%), seguida de Andalucía (13%). En contraposición, País Vasco (0,7%) y Cantabria (1%) son las regiones con menos muertes en sus carreteras secundarias.

Si bien, Cataluña (0,48) y la Comunidad de Madrid (0,45) son las regiones con más accidentes por kilómetro de vía, muy por encima de la media nacional, que está en el 0,23. En el lado opuesto se encuentran Castilla-La Mancha (0,03), Navarra, Extremadura y Aragón (0,06).

Opinión de los conductores

El estudio se completa con una encuesta realizada a más de 1.700 conductores entre el 28 de febrero y el 6 de marzo de 2020. Los resultados arrojaron que el 64% de los españoles opina que el estado de las carreteras convencionales está cada vez más deteriorado y que 7 de cada 10 conductores se sienten más seguros en carreteras desdobladas, autovías o autopistas.

Entre las características más peligrosas de una carretera convencional, el 89% mencionó las intersecciones y cruces, el 87% la visibilidad e iluminación y un 81% la presencia de animales.

Con respecto al comportamiento de los conductores en este tipo de vías, un 81% admitió haber cometido alguna conducta ilegal. Entre las conductas más irresponsables, se encuentran superar el límite de velocidad (72% de los que reconocieron cometer alguna ilegalidad), seguido de no respetar la distancia de seguridad (35%) y estacionar el vehículo en el arcén (20%).

Otros datos que arroja el estudio son que un 28% confiesa haber sido multado alguna vez y un 56% desconoce el límite de velocidad.

Entre las medidas mejor valoradas por los conductores para frenar la siniestralidad, destaca el desdoblamiento de vías (un 90% se muestra favorable) -aunque sólo un 39% afirma que estaría dispuesto a pagar peaje para costear el desdoblamiento-, seguido de bandas sonoras laterales (60%) y medidas para evitar animales en la calzada (60%).