El 7 de mayo de 2018 los Bomberos de Alicante extinguieron un incendio en un piso en las inmediaciones del barrio de Carolinas y que obligó a desalojar a los vecinos. La investigación posterior arrojó que el siniestro tuvo un carácter claramente intencionado y que había hasta tres focos diferentes en distintas habitaciones de la casa. Detrás de las causas del siniestro había un enfrentamiento familiar por una herencia a cuenta de la vivienda. La acusada de iniciar el fuego admitió ayer durante el juicio celebrado en la Audiencia su responsabilidad en los hechos, aunque adujo que solo quería causar daños en la vivienda y nunca tuvo intención de hacer daños a otros vecinos.

La Fiscalía entiende que la actitud de la acusada puso en riesgo a los otros residentes del edificio por lo que mantuvo que debe ser condenada a catorce años de prisión. Por su parte, la defensa, consideró desmedida la petición de pena y reclamó que fuera de dos años por un delito de daños. El abogado Aitor Esteban Gallastegui planteó que su defendida pasó por «un momento de locura» y que solo quiso causar destrozos en el piso, sin intención de poner en riesgo a los vecinos.

El origen de la disputa estaba en los pleitos por el testamento de la dueña del piso. La propietaria había excluido de la herencia a dos de los tres hermanos y la casa pasó a manos de uno de los hijos y su pareja sentimental (la acusada del incendio). Los hermanos excluidos del testamento recurrieron judicialmente la decisión y lograron una sentencia a su favor. Uno de los hermanos aseguró que la acusada y su marido llegaron a cambiar la cerradura de la vivienda para que ellos no pudieran pasar.

Tres focos

En este contexto, la mujer provocó el incendio la mañana del 7 de mayo de 2018, antes de llevarse a los niños al colegio. Con un mechero prendió fuego en tres habitaciones, mientras había dejado a los niños esperando en el portal. En la primera encendió un rollo de papel higiénico y lo colocó bajo un sofá cama. En la segunda, que estaba llena de enseres, prendió fuego a un bolso de plástico y a una cesta con ropa y en la tercera encendió una maleta debajo de una cama.

La mujer admitió ayer los hechos, aunque solo quiso responder a preguntas de su abogado. «No quise poner en riesgo la vida de nadie y a esa hora no había nadie en el edificio», aseguró la acusada. Por su parte, su marido se acogió a su derecho a no declarar contra ella.

La defensa estuvo intentando negociar una conformidad, ya que la acusación particular que ejercía la compañía de seguros había llegado a un acuerdo con la acusada y cobrado el dinero que iba a reclamarle por la vía civil.

En el juicio declararon otros vecinos del inmueble que detectaron el incendio y dieron aviso a los bomberos. La rápida intervención de los servicios de extinción evitó que las llamas se propagaran a otros puntos del inmueble.

Entre los residentes que testificaron estaba la vecina de al lado, que regresaba de pasear a su perro y se encontró con la acusada cuando salía. «Noté que olía a quemado y bajé a alertar a la presidenta de la comunidad», explicó. La vecina se marchó a alertar a la acusada de que su casa estaba ardiendo, mientras que la otra mujer alertaba al 112 y fue puerta por puerta avisando de las llamas a otros residentes. «Había personas mayores en los pisos superiores que no podían salir por el humo, por lo que tuvieron que esperar a que terminaran los bomberos», explicó la presidenta de la comunidad.

La Fiscalía incidió en que en el momento en que se produjeron las llamas había vecinos en el edificio y que la propia acusada se cruzó con una en el momento en que se marchaba, nada más provocar el fuego, sin alertarle de lo que acababa de hacer. Por su parte, desde la defensa se incidió en la ausencia de sustancias acelerantes, como gasolina, para provocar el incendio y en que la única intención fue la de causar daños en su vivienda. «Ningún vecino salió herido, ni requirió asistencia sanitaria», subrayó el letrado.