«Quería tener siempre controlada a su pareja. Se ponía muy nervioso si no sabía dónde estaba o qué hacía». Vecinos de Teulada-Moraira próximos al círculo íntimo de Arthur K., el exmarine holandés de 59 años detenido por asesinar presuntamente a su pareja sentimental, Alina Mocanu, de 36 años, lo describieron ayer como «agresivo y posesivo». Desvelaron que sus dos novias anteriores rompieron con él tras sufrir agresiones y acosoagresiones y acoso. Ninguna de ellas, como tampoco Alina, llegaron a presentar denuncia. El miedo y la dependencia las atenazaba.

A la primera pareja que tuvo en Teulada-Moraira la cogió del cuello y la golpeó. Mientras, una segunda novia británica, se marchó del municipio cuando descubrió el carácter violento de Arthur K., que también le pegó. Las fuentes citadas, que han preferido mantener el anonimato por temor, aseguran que esta mujer desapareció de la noche a la mañana y ya no la han vuelto a ver. Sostienen que sintió tanto miedo que quiso distanciarse lo máximo posible de su acosador. Estos vecinos próximos al presunto asesino machista aseguran que seguía obsesionado con la primera novia cuando ya mantenía una relación estable con Alina

El ahora arrestado reveló a sus íntimos, según han indicado estas mismas fuentes, que quedó muy marcado cuando lo expulsaron del Korps Mariniers, la unidad de élite del ejército de los Países Bajos. Ingresó en 1979, cuando tenía 18 años. Cinco años más tarde lo echaron. A sus allegados les confesaba que su carrera militar se truncó cuando junto a otros dos compañeros dio una brutal paliza a un superior.

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El exmarine les repetía a sus parejas que él merecía «ser feliz» y les pedía que «le perdonasen» sus arrebatos de ira. A los tres meses de iniciar la relación con Alina, al presentársela a sus amigos, ya les decía que estaban muy enamorados y que incluso tenían decidido contraer en breve matrimonio. Ella, que tenía un hijo de 14 años y otra de 9, pronto descubrió que Arthur K. era violento y posesivo. Intentó romper varias veces con él. El pasado 30 de junio el infierno que ella vivía trascendió más allá de las paredes del piso de Moraira en el que la pareja residía. Un vecino escuchó que Alina imploraba que dejara de pegarle y pedía que alguien llamara a la policía. El vecino lo hizo. El exmarine había propinado a su pareja un puñetazo en la cara. Cuando llegó la policía, el agresor se había marchado. Alina no quiso testificar contra él. El juzgado número 2 de lo Penal de Benidorm, pese a que el parte de lesiones recogía que la mujer presentaba una contusión en la cara y erosiones en una mano, absolvió a Arthur K. El juicio tuvo lugar el 19 de septiembre. El acusado llevó a un amigo que declaró que esa noche estaban juntos en su casa.

Pese a que hasta diciembre estuvo en vigor la orden de alejamiento de 300 metros (la Fiscalía no recurrió la absolución por «falta de pruebas» y la sentencia devino entonces firme), los vecinos citados aseguran que la pareja había retomado antes la relación.

El cadáver de Alina fue hallado el pasado lunes en un contenedor soterrado de basura. Los investigadores ya la habían identificado y se estrechaba el cerco sobre su presunto asesino cuando éste se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Moraira y confesó el crimen. Apuñaló a su compañera el sábado por la noche. Ella intentó defenderse. El exmarine le seccionó el cuello. Antes, según revelaría luego él a los investigadores, habían estado cenando en un restaurante y tomando unas copas en un local de Moraira. Empezaron a discutir. Arthur K. la llevó a la inmobiliaria, la asesinó y dejó el cuerpo en su despacho durante 24 horas antes de deshacerse de él.