Alejandro Ponsoda falleció en el Hospital General de Alicante ocho días después de haber recibido un tiro en la cabeza y tras ser intervenido de urgencia la noche de los disparos. Los forenses que le practicaron la autopsia aseguraron que Ponsoda podría haber sobrevivido pero con graves secuelas cerebrales, ya que la bala que tenía alojada en la cabeza había causado importantes daños a la masa encefálica. Los médicos del Instituto de Medicina Legal también detectaron una pequeña herida en el labio de la víctima que podría proceder del roce de una de las balas.

El abogado Francisco González, que lleva la defensa de uno de los propietarios del club de alterne, incidió en el interrogatorio en el hecho de que el primer edil falleció como consecuencia de un fallo multiorgánico causado por una infección pulmonar. Planteaba el letrado que, si la causa de la muerte no era el disparo, esto podría acarrear la nulidad del juicio porque al ser una tentativa de asesinato no sería un delito competencia de un jurado popular. Los forenses incidieron en que la gravedad del disparo en la cabeza fue lo que determinó que fuera vulnerable a la infección.

Ayer también testificó otro forense que valoró las lesiones psíquicas de las hijas de Ponsoda tras la muerte de su padre. Según dijo, ambas padecieron un trastorno ansioso depresivo moderado, por el que requirieron tratamiento.