«Una chapuza como ésta no la puede haber organizado alguien tan inteligente como Juan Cano». Así lo expresó ayer en alusión al asesinato del alcalde de Polop Alejandro Ponsoda durante el juicio por estos hechos la que fuera concejal por el Ayuntamiento polopino María Pilar Villanueva. La exedil aseguró que a ella nunca le pareció que el crimen fuera perpetrado por profesionales, como decia la Guardia Civil, porque los autores eligieron un sitio sin apenas salidas como Xirles, sólo acertaron uno de los tres disparos a pesar de que fueron efectuados a corta distancia y la víctima no falleció hasta ocho días después.

Villanueva entró en la corporación polopina tras las elecciones de 2007, cinco meses antes de la muerte a tiros de Ponsoda, y dimitió en febrero de 2010, a los tres meses de la detención de Cano como presunto inductor del crimen. La exconcejala matizó ayer durante el juicio algunas de las afirmaciones que hizo en su día ante los investigadores. Una de ellas era una conversación entre Cano y Ponsoda ante ella y en la que el primero le dijo al segundo que «le haría mucha ilusión que dimitiera». «Fue una expresión que yo entendí en tono de broma», explicó. También achacó a un comentario jocoso otro día en que Cano dijo a Ponsoda «como amigo te doy la sangre, pero como alcalde no te respeto. Ellos eran amigos desde hace muchos años y ese lenguaje era habitual en Juan». Según su testimonio, tampoco fue despectivo cuando sus compañeros de partido dijeron que «Alejandro sólo vale para protocolo y relaciones institucionales, pero no para la gestión».

«Juan Cano era quien mandaba en el Ayuntamiento», dijo, a lo que añadió que Ponsoda tenía confianza plena en él. «La única concejalía que no quería darle era Personal», señaló.

La exconcejala aseguró que para ella el crimen tuvo que deberse a algo relativo a la vida privada de Ponsoda, «porque no veo a nadie en el Ayuntamiento capaz de hacer eso». «Cuando empezaron a conocerse las primeras detenciones nada me cuadraba», dijo, hasta el punto de que pidió todas las resoluciones del Ayuntamiento relativas a Salvador Ros, otro de los acusados de ser autores intelectuales del crimen, sin encontrar ninguna decisión en contra de este investigado.

Tensión en el juicio

Hoy ha declarado a instancia de las defensas un cabo de la Guardia Civil destinado en el acuartelamiento de La Vila Joiosa y llamó «mentiroso empedernido» al testigo protegido. La declaración de un antiguo portero del club de alterne Mesalina, que asegura que le ofrecieron el asesinato del alcalde de Polop, es uno de los pilares de este caso. Con el testimonio de este funcionario, las defensas intentaron ayer torpedear el relato acusatorio. Pero sus contundentes afirmaciones se hicieron más titubeantes y matizadas cuando empezó el interrogatorio de la Fiscalía. «Míreme a mi, no mire a las defensas», le espetó la fiscal en medio del interrogatorio.

El funcionario aseguró que entre los años 2007 y 2008 el testigo protegido solía acudir al acuartelamiento para dar información pero dejaron de recibirle porque lo que les decía «era poco coherente» y a veces había choques de competencias con la Policía Nacional porque a los dos Cuerpos les daba las mismas informaciones. Según dijo, el testigo protegido no empezó a trabajar en el Mesalina hasta el verano de 2008 y antes de esa fecha, «no había porteros en la puerta del club. Todo se controlaba desde una cámara en la puerta de entrada». El cabo señaló que en los meses en los que presuntamente se habría producido el encargo del asesinato el testigo protegido se movía por clubes de la zona de la Marina Alta. Pese a su insistencia en recalcar que el testigo protegido no trabajaba en el Mesalina, sí que acabó admitiendo que le vio como cliente del local en el año 2007 «en la barra y tomando copas» porque su novia trabajaba allí. En el interrogatorio el cabo señaló que el testigo protegido no apareció en la investigación que hizo la Benemérita en el local por aquel entonces por una denuncia de trata de blancas. La Guardia Civil situó el coche del testigo protegido en el parking del Mesalina. Al ser preguntado sobre si la presencia del coche se debía al testigo protegido o a su novia, respondió que no participó en «los seguimientos».

La declaración del cabo contrastó con la de otra camarera del Mesalina que aseguró que en el club había porteros, aunque sí dijo que el testigo protegido no empezó a trabajar allí hasta marzo de 2008. La trabajadora declaró que había estado de baja entre septiembre y noviembre de 2007, justamente inmediatas al asesinato. Una comisión rogatoria llegó a desplazarse a la República Checa hace una década para localizar a esta camarera. Si bien en aquella fecha identificó a Juan Cano en fotografías por su estrabismo, ayer no lo reconoció en la sala de vistas.