Los dos acusados del crimen de la «viuda negra», María Concepción M. V. y Francisco P. O., se enfrentan a una dura petición de condena por parte de la acusación particular ejercida por la familia de José Luis, el jubilado de 69 años asesinado a puñaladas la noche del 20 de agosto de 2018 en Alicante, dos semanas después de casarse en Sax con Conchi.Conchi Si la Fiscalía solicitó sendas penas de 30 y 28 años de prisión para Conchi y para su «cuidador», el abogado Aitor Prieto Razquin ha solicitado para cada procesado una pena de 31 años y tres meses de cárcel, según se recoge en el escrito de acusación presentado en el juzgado de Instrucción número 5 de Alicante.

La acusación particular reclama en su escrito que los dos procesados sean condenados por un delito de asesinato con las agravantes de alevosía, ensañamiento, uso de disfraz, abuso de superioridad y aprovechamiento de las circunstancias del lugar, tiempo o auxilio de otras personas. El letrado de la familia que también concurre la circunstancia agravante de abuso de confianza en el caso de Francisco y la de parentesco respecto de la conocida como «viuda negra».

Señala la acusación en su escrito que los acusados, con sus reiterados ataques a José Luis con un destornillador, causaron de forma consciente y voluntaria a la víctima un dolor y un sufrimiento innecesario para lograr su propósito de causarle la muerte.

Además de la pena de cárcel se solicitan cinco años de libertad vigilada una vez salgan de prisión, con la obligación de comparecer semanalmente en sede judicial; la prohibición de acercarse a los familiares de la víctima a menos de mil metros y de comunicarse con ellos, así como la prohibición de residir y acudir a Guardamar y Santa Pola o a cualquier otro municipio donde puedan residir en el futuro los allegados de José Luis.

Las indemnizaciones que solicita la acusación particular son de 50.000 euros a cada uno de los dos hijos del fallecido y a una hija de la anterior esposa de José Luis, con la que mantenía desde los cuatro meses una relación análoga a la paternofilial.

El escrito de acusación presentado por el letrado de la familia recoge que la ahora viuda de José Luis y el otro acusado, que tenía una estrecha relación de amistad con la víctima, urdieron un plan para acabar con la vida del hombre que se había casado con Conchi el 4 de agosto de 2018. Para ello, concertaron una cita con José Luis a las 22 horas del 20 de agosto del pasado año en un aparcamiento sin asfaltar de la calle Sol Naciente de Alicante. Indica la acusación particular que pretendían aprovechar «la clandestinidad que les brindaba la noche» y el lugar era idóneo para «favorecer su propia impunidad, así como de evitar que la víctima pudiera recibir el inmediato auxilio de un tercero, como así aconteció».

Ropas oscuras

Acudieron con ropas oscuras, guantes de electricista y gorras para evitar ser descubiertos y se lo advirtieron previamente a la víctima para que no se asustara. Pusieron como excusa que iban a echar unas flores en un lugar donde depositaron las cenizas de una hija difunta de Conchi y tenían que saltar una valla.

La víctima llegó al lugar de la cita donde se iba a encontrar con su esposa y su amigo. Pensaba que se trataba de una una cena romántica, pero nada más lejos de la realidad. Según el escrito de la acusación particular, José Luis se acercó a la furgoneta de la acusada y de forma inesperada fue agredido por los procesados, «eliminando cualquier posibilidad de defensa».

Le zarandearon y agredieron en repetidas ocasiones «al menos con un destornillador». Así le condujeron hasta situarse entre dos vehículos aparcados, donde José Luis cayó al suelo y allí continuaron con la agresión.

Antes de caer al suelo una agente fuera de servicio que presenció los hechos increpó a los acusados y les dijo que iba a llamar a la Policía. Conchi le hizo «un gesto transmitiendo tranquilidad» y la policía acudió corriendo desde el mirador de la carretera de la Cantera.

Cuando llegó a la escena del crimen, la agente observó que Conchi sujetaba la cabeza de su marido mientras su «cuidador» apuñalaba a la víctima con destornillador hasta causarle la muerte. Una vez se identificó la testigo como agente observó que Francisco mantuvo una «conducta escurridiza» y trataba de esconder lo que parecía un destornillador.

Los policías que acudieron posteriormente le cachearon y le encontraron una bolsa con un mango roto de un destornillador y unos guantes donde había restos de sangre de la víctima.

José Luis murió por un shock hemorrágico al afectarle a la «yugular y carótida interna» una de las más de 20 heridas de arma blanca.