El fiscal del caso Maje, que ha pedido en su escrito de calificación provisional 22 años de cárcel para ella y 18 para su amante y ejecutor por el asesinato del marido de ella, Antonio Navarro, llevará ante el jurado a 39 testigos, 13 peritos y 52 pruebas documentales, entre ellas conversaciones grabadas en tres cedés.

Así, lo ha puesto de manifiesto en su escrito de calificación que contempla, como en cualquier otra vista oral, comenzar con el interrogatorio de los dos acusados. Hasta ahora, Salvador R. L., el auxiliar de enfermería y amante de Maje que se confesó autor del crimen desde el momento de su detención, es el único que ha admitido los hechos.

Ella, acusada como autora y a quien la Fiscalía, recogiendo el trabajo del grupo de Homicidios de la Policía Nacional y del juez de Instrucción número 14 de València, señala como ideadora del plan criminal que acabó con la vida de su marido, jamás ha admitido su implicación en el asesinato, de manera que no es probable que su actitud cambie de aquí al juicio.

Precisamente el interrogatorio de Salva se perfila como uno de los momentos más interesantes del juicio, dado el cambio radical que dio hace un año, cuando pidió declarar ante el juez para, según dijo, contar la verdad, tal como adelantó en su día este diario. A partir de esa declaración, Salva dejó de defender a su ya examante y relató al juez instructor que él se había limitado a ejecutar el crimen, pero que había sido ella quien le convenció de hacerlo mintiendo sobre el supuesto maltrato que inventó sobre su marido, hasta generar, como dice ahora el fiscal, «la necesidad de protegerla» y «una situación de intenso enamoramiento y dependencia emocional» hacia Maje.

En esa declaración -y en las tres posteriores- dio detalles de llamadas y wasaps que ahora el fiscal llevará ante los nueve miembros del tribunal del jurado para apuntalar la acusación que pesa sobre ella como autora -por inducción y cooperación necesaria- del asesinato de Antonio Navarro en el garaje que tenían alquilado en el número 14 de la calle Calamocha, en el valenciano barrio de Patraix.

Desfile de amantes en la sala

Entre los 39 testigos cuya presencia en la sala ha pedido el fiscal del caso, Vicente Devesa, se encuentran familiares de Antonio, los investigadores de Homicidios, todos los amigos de la víctima, la exmujer y la hija de Salva, los compañeros de trabajo del ingeniero, un par de vecinos y, sobre todo, los cuatro amantes -a mayores de Salva- que compaginó en el tiempo sin que ninguno de ellos se percatara de lo que sucedía.

Destacará sobre todo el testimonio de uno de ellos, T. R., ya que Maje trató presuntamente de convencerlo, casi al mismo tiempo que a Salva, de la idea de matar a su marido.

Para que el jurado pueda tener una visión completa de la densa investigación desarrollada tras el crimen, el fiscal ha solicitado también que los miembros del tribunal popular puedan escuchar numerosas grabaciones de llamadas ente Salva y Maje recogidas en tres cedés y parte de las cuales ha ido reproduciendo este diario.

Pero también llegará a oídos del jurado la conversación supuestamente incriminatoria que la policía grabó entre ambos en una cafetería del centro comercial Las Américas, en Torrent, así como las comunicaciones entre ella y otro de sus amantes, el día del asesinato de Antonio, en las que ella, según el fiscal, le propuso relaciones sexuales mientras Salva le relataba cómo había matado a su marido.

Además, el ministerio público quiere que se dé lectura ante los miembros del tribunal popular a nada menos que 52 pruebas documentales -algunas constan de varios folios-, consistentes en escritos, transcripciones, informes y fotografías, para lo cual ya ha solicitado que se traslade el sumario a la sala de vistas donde se celebre el juicio, para el que aún faltan meses.