Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil tuvieron que intervenir ayer en la plaza de los Juzgados de Benalúa para separar a una treintena de personas de dos clanes familiares que se estaban enfrentando tras la celebración de un juicio por un apuñalamiento en la zona norte de Alicante. La disputa, que no pasó de empujones y cruce de insultos, comenzó dentro del Palacio de Justicia al finalizar el juicio, en el que los tres acusados fueron absueltos, y continuó en el exterior. Los implicados se marcharon a sus domicilios en la zona norte de Alicante y la Policía Nacional envió patrullas de refuerzo a la zona para prevenir posibles nuevos incidentes.

El juicio por un apuñalamiento ocurrido el 3 de junio de 2016 en la calle Cronista Vicente Martínez Morellá se celebró ayer por la mañana en el juzgado de lo Penal número 5 de Alicante y en el banquillo de los acusados se sentaron tres procesados. La Fiscalía retiró la acusación a uno de ellos y pidió dos años de prisión para otras dos personas por un delito de lesiones, aunque en su informe indicó que procedía la absolución de los tres por falta de pruebas.

Absolución «in voce»

Por ello, el magistrado dictó una sentencia absolutoria «in voce». Uno de los acusados absueltos ha sido defendido en la causa por los abogados José Manuel Alamán y Miguel Ángel Monserrat.

El pasillo de acceso a la sala de vistas estaba lleno de familiares y ante la situación de tensión que se estaba viviendo el juzgado ya requirió la presencia de la Guardia Civil, encargada de la seguridad en el interior del Palacio de Justicia. La disputa verbal fue creciendo cuando terminó el juicio y los ánimos se caldearon entre ambas familias dentro y fuera de los Juzgados.

En el exterior fue cuando se montó un altercado más fuerte entre las dos familias, lo que obligó a salir del Palacio de Justicia a los guardias civiles y a los policías nacionales del servicio de Conducciones para separar a los implicados. Un inspector jefe de la Comisaría de Distrito Norte que acudió al juicio también medió con los implicados para calmar los ánimos y para que se marcharan a sus casas. Luego llegaron más refuerzos y se desplazaron a la zona norte ante el temor a nuevos enfrentamientos.