La magistrada titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Dénia envió ayer a prisión, comunicada y sin fianza, a Roman Ch., de 54 años y nacionalidad rusa, por la muerte de su expareja. Le imputa un delito de homicidio, otro de allanamiento de morada y dos de quebrantamiento de orden de alejamiento, según informó el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Tenía prohibido acercarse a su expareja, Elena, de 44 años, a la que mató degollándola con un cuchillo, y a la hija de ésta, Anastasia, de 11. El presunto asesino machista ingresó en la cárcel de Fontcalent.

El acusado declaró ante la juez de Dénia que no recordaba nada desde el momento en el que, en la madrugada del martes, se coló en el piso donde vivían Elena y la niña. Preguntó al juez y a los abogados si también había acabado con la vida de la menor.

En cambio, dijo que sí recordaba que esa noche caminó durante una hora bajo la lluvia desde su casa, en les Marines, hasta la vivienda de su víctima. Afirmó que lo hizo cargado con la escalera de aluminio que había comprado el día de antes. Precisó que también llevaba en el bolsillo el cuchillo de carnicero que también había comprado la víspera. Sostuvo que sabía que había utilizado la escalera para subir hasta el segundo piso, el de su víctima. Era consciente de que había forzado la puerta de la galería y entrado en la casa. Pero declaró que, a partir de ahí, ya no se acordaba de nada.

Roman Ch. se topó primero, según la reconstrucción del crimen, con la hija de Elena, a quien le dio su móvil y le dijo que llamara a la Policía porque había ido a matar a su madre. Luego, entró en la habitación en la que dormía su expareja y le seccionó la garganta.

Los agentes de la Policía Nacional lo encontraron sentado en la cocina, manchado con la sangre de su víctima y con el cuchillo homicida a sus pies.

Insiste en que es gay

Roman insistió ayer en los argumentos que expuso en el juicio de Benidorm en el que lo condenaron por maltratar a Elena y a Anastasia. Dijo que no tenía una relación con la mujer. Insistió en que es homosexual y que, aunque la mujer y la niña vinieron hace tres años desde Rusia a vivir en su piso, la estancia de ellas debía ser temporal y nunca formaron una unidad familiar.

Su abogado en el anterior juicio, José Quintana, afirmó que él creía la versión que había dado Roman. «Ahora ha hecho lo que ha hecho y es injustificable, pero no es un maltratador», manifestó en la puerta del juzgado.