«Un depredador sexual de menores». Así calificó ayer a un procesado la abogada de la acusación particular en un caso de presuntos abusos a menores en Alicante. La letrada, de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, reclamó al tribunal de la Audiencia de Alicante una sentencia condenatoria «contundente» y pidió que le castiguen con 39 años de cárcel por media docena. La Fiscalía reclamó por su parte una condena a 16 años de prisión y la defensa, ejercida por el abogado Vicente Pérez Benito pidió la absolución tras declararse inocente de los cargos el procesado.

El procesado fue juzgado ayer por abusar de un niño de 13 años y de su hermana, de 12, en Alicante. Los hechos se prolongaron durante dos años y a los menores les daba regalos o les ofrecía dinero para ganarse su confianza, según las acusaciones.

La acusación particular también denunció ante el tribunal lo que a su juicio ha sido un evidente fallo del «sistema judicial y de las Fuerzas de Seguridad». En este sentido, precisó que el acusado estaba en prisión preventiva por los hechos enjuiciados ayer y tras ser excarcelado por un juzgado de Instrucción cometió otros abusos a un menor, algo que se podría haber evitado. Por este caso fue juzgado en la Audiencia hace unos meses y condenado a ocho años de prisión en una vista en la que se llegó a un acuerdo de conformidad entre las partes y el acusado se declaró culpable.

En cuanto al fallo policial, la abogada de la acusación particular dijo ayer en el juicio que la madre de los menores acudió a la Policía un año antes de la detención porque sospechaba que pasaba algo con su hijo y el ahora acusado. Sin embargo, «quedó en nada y le dijeron que no podían hacer nada» porque tanto el menor como el hombre negaron que pasara algo.

Los hechos enjuiciados ayer en la Sección Segunda se destaparon a raíz de que la Policía Local de La Vila Joiosa actuara con dos chicas menores de edad que iban en el TRAM sin billete. Según explicaron ayer dos de los policías nacionales que participaron la investigación, las menores estaban desaparecidas y al ser paradas por la Policía Local ya se detectó algo extraño al contar ellas que había un hombre que les ofrecía dinero por hacerse fotos en bikini. Las pesquisas policiales posteriores revelaron los presuntos abusos, que afectaban también a un hermano de una de las menores.

Según las acusaciones, el procesado se aprovechó de la diferencia de edad y la confianza ganada mediante la entrega de regalos e incluso marihuana para abusar sexualmente de forma continuada de un niño de 13 años en su domicilio, en concreto desde marzo de 2014 hasta marzo de 2016. Igualmente, a la hermana de este niño, que tenía 12 años, la tiró sobre la cama del dormitorio y le hizo tocamientos, según el fiscal y la acusación particular. A esta menor y a una amiga las captó ofreciéndoles 200 euros por hacerse unas fotos para unas revistas, aunque no llegó a hacerles porque llegó al domicilio el hermano de una de ellas.

Cuando la Policía registró la casa donde vivía en Alicante descubrió un pequeño cultivo de marihuana, droga que también ofrecía presuntamente a los menores.

Por ello, el fiscal le acusa de delitos de abuso sexual y contra la salud pública, mientras que la acusación particular añade el de corrupción de menores. El fiscal considera probados los abusos a los dos hermanos y en su informe destacó que el niño lo veía como algo normal porque, al vivir solo con su madre, «veía en él una figura pseudopaterna» y su voluntad quedaba debilitada cuando le daba marihuana antes de los abusos.

El abogado defensor destacó por su parte que las declaraciones contra el acusado carecen de verosimilitud y existe un móvil espurio y de resentimiento por parte de la madre de los menores.