En apenas medio mes una menor de 17 años asegura que le obligaron a prostituirse una decena de veces en Alicante y a drogar a los clientes para que se durmieran y desvalijarles sin problemas. Todas las ganancias, 50 euros por servicio, tenía que entregarlas a una pareja que la tenía amenazada y cuando quiso poner fin a este calvario fue agredida y pidió auxilio, momento en que la Policía Nacional la socorrió.

Una vez relató lo ocurrido a la Policía, el Grupo II de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), encargados de delitos que afectan a menores, abrió una investigación y procedió al arresto de tres personas, una pareja implicada en la prostitución de la chica que ha ingresado en prisión por orden judicial y un varón que está en libertad acusado de participar en al menos uno de los robos a uno de los clientes. La menor también ha sido acusada de participar en uno de los robos, tal como lo confesó ella misma.

La investigación de la UFAM sigue abierta para esclarecer si hay más implicados y más víctimas de la pareja encarcelada desde hace unos días. Además del delito de prostitución de menores, la pareja ha sido acusada de lesiones, robo con violencia, tráfico de drogas y asociación ilícita.

Los hechos se remontan a la madrugada del pasado 26 de septiembre, cuando la sala del 091 de Alicante envió a varias patrullas de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional a un inmueble de la zona norte donde había una chica pidiendo auxilio. Los agentes encontraron al llegar a una joven sentada en las escaleras de un inmueble y con la cara llena de sangre.

La chica explicó a la Policía que llegó a Alicante a mediados de septiembre desde otra provincia en la que vive su madre y contactó con una joven que conocía al haber coincidido ambas en un centro de menores. Le dijo que necesitaba vivienda a partir de octubre y la amiga le ofreció quedarse con ella y su novio en su domicilio. No era una oferta altruista. A cambio le pidió que se prostituyera y les entregara el dinero que ganase.

Vulnerabilidad

Aunque inicialmente se negó, la pareja se aprovechó de su vulnerabilidad y desesperación para lograr que aceptara, ya que además el novio de su amiga la amenazó y le dijo que tenía una pistola. Según la denuncia, la amiga de la menor creó perfiles en redes sociales como Badoo y Tinder y ella misma gestionaba las citas y le obligaba a realizar los servicios sexuales. Antes de ir a los servicios le daban benzodiazepinas para que se los diera a los clientes con el fin de adormecerles y poder robarles luego dinero y diferentes efectos, como móviles, televisores y equipos de música.

Después de acudir a una decena de servicios sexuales y entregar los 50 euros que le pagaban por cada uno, la menor llamó a su amiga para comunicarle que iba a dejar de prostituirse. Unos minutos más tarde, la pareja ahora encarcelada se personó en la casa donde estaba la menor y tras reiterarles su propósito de no prostituirse más comenzaron a agredirla con un objeto punzante.

Le golpearon en la cabeza y antes de huir le quitaron dos teléfonos móviles para evitar que les denunciara, ya que tenía mensajes que confirmaban cómo era amenazada y obligada a ejercer la prostitución. Con los datos recabados de la menor, que señaló que el dinero que les daba lo usaban para comprar droga y venderla, los efectivos de la UFAM procedieron en un primer momento a la detención de la amiga de la menor y del novio y posteriormente a un implicado en uno de los robos. En casa de la pareja intervinieron numerosos móviles y otros efectos cuya procedencia se está investigando.

Cliente adormecido

Uno de los robos ocurrió en una vivienda donde el cliente tenía alquilada una habitación al dueño. Tras llevar a la menor a la casa y adormecer al cliente, le llamaron para que sacara al rellano cosas de valor. La pareja y el otro detenido acudieron a la vivienda, donde le robaron 400 euros al cliente, que estaba dormido. Además se llevaron electrodomésticos, aunque la menor fue sorprendida por el dueño de la casa cuando salía por el garaje con un televisor. Le dijo que se lo había vendido su inquilino, no le creyó y se lo quitó. La menor se marchó y el hombre subió a su domicilio, donde comprobó que le habían robado más efectos y vio que el cliente de la chica seguía dormido a causa de la medicación que le suministraron.