El juicio por el presunto intento de secuestro de una niña de 8 años en la plaza de Luceros de Alicante ha sido zanjado por la Audiencia Provincial con una sentencia condenatoria por un delito de coacciones y no de detención ilegal. La Sección Tercera castiga al procesado, de 74 años, con una pena de 21 meses de prisión por el delito de coacciones y otra de año y medio de cárcel por tráfico de drogas, pero le absuelve de tenencia ilícita de armas porque el revólver detonador no era aún ilegal cuando se lo incautó la Policía, según se recoge en la sentencia hecha pública por la Audiencia.

El tribunal acuerda en el mismo fallo la prohibición al acusado de acercarse a la menor a menos de 500 metros durante un periodo de cinco años. Indica la Audiencia en el fallo que, al no alcanzar un «convencimiento pleno» respecto a que la quisiera secuestrar y dada la rapidez con que ocurrieron los hechos, es más ajustado de derecho calificarlos como coacciones, «dado que el acusado, sin estar legítimamente autorizado, compelió a otro con violencia a efectuar lo que no quiere».

Los hechos declarados probados en la sentencia ocurrieron sobre las once y media de la mañana. El acusado -con gorra, gafas de sol y una bufanda que cubría su rostro- se acercó a una mujer que estaba con su hija mirando el escaparate de una papelería de la plaza de Luceros para comprarle un regalo porque cumplía 8 años ese día. Empezó a decirle, «de forma lasciva, expresiones tales como 'ven aquí, niña guapa'». La madre se asustó, agarró a su hija de la mano y aceleró el paso para apartarse del hombre. Sin embargo, el acusado las persiguió mientras seguía diciéndole a la niña que se fuera con él que le iba «a comprar una cosita». Al final agarró a la menor por la capucha de la chaqueta y comenzó a tirar de ella para apartarla de su madre.

La mujer se asustó aún más y comenzó a forcejear con el hombre que intentaba llevarse a la niña. Varios testigos presenciaron los hechos y alertaron a una dotación policial, momento en que el acusado soltó a la menor y se dio a la fuga.

Una patrulla de la Policía Nacional localizó al sospechoso en las inmediaciones. Estaba mirando hacia los lados de forma nerviosa mientras se quitaba la gorra y bufanda. Fue interceptado y entre sus pertenencias portaba unos guantes de látex, unas tenazas metálicas y medicación para los problemas de erección.

Marihuana en su caravana

Tras su arresto dio su consentimiento para que la Policía registrara la caravana donde vivía y en cuyo interior intervinieron más de un kilo de marihuana, un revólver detonador y 23 cartuchos, entre otros efectos.

Para la Audiencia, en el caso enjuiciado no puede considerarse un delito de intento de rapto y señala que «no concurre la detención ilegal en la mera inmovilización momentánea de una persona, ya que su detención es puntual en un instante más o menos duradero, y podría encuadrarse en otra figura como la coacción», como planteó alternativamente la Fiscalía en la vista oral.