Ciento cincuenta kilos de hachís escupidos por el mar en la costa alicantina en menos de dos semanas. Aunque la intervención de estos fardos marinos es un servicio habitual para las Fuerzas de Seguridad de la provincia, en los dos últimos dos años no había constancia del hallazgo de ninguno. Tendencia que se ha roto las pasadas dos semanas, en que la droga ha ido apareciendo poco a poco en distintos puntos del litoral alicantino. Primero en Dénia, el 11 de agosto; después en la playa de San Juan, el día 22; y finalmente, otros tres en Urbanova, el 22 y el 25. Cada uno de ellos pesaba una media de treinta kilogramos. La procedencia de estos fardos y si tienen relación entre sí todavía no ha trascendido y es algo que investiga la Policía Nacional.

Fuentes policiales señalaron que es improbable que estos fardos vayan a desembocar en detenciones a corto plazo, aunque posiblemente de ellos se pueda obtener información y datos que ayuden en posteriores investigaciones a grupos de narcos. «Los resultados se verán a largo plazo», apuntaron. La principal hipótesis que se baraja es que la embarcación que transportaba el alijo pudo verse obligada a lanzar la carga al mar. Las corrientes marinas se encargaron de ir repartiéndolas hacia la orilla. La mayoría de ellos llegaron tras el temporal de la semana pasada. Si el reguero de fardos comenzó en Dénia y acabó en Urbanova, no sería de descartar que la embarcación desde la que cayeron estuviera en movimiento, apuntaron las fuentes consultadas por este diario.

Más pateras que alijos

Las playas y calas de la provincia de Alicante siempre han sido escenario de desembarcos de alijos. Pero en los últimos años, pateras han seguido llegando a la costa alicantina, pero los desembarcos han descendido notablemente. El motivo es un cambio en las rutas del narcotráfico. Mandar una embarcación cargada de hachís desde el norte de África supone grandes riesgos para las redes de narcos. Ahora optan por el uso de embarcaciones rápidas para cruzar el Estrecho de Gibraltar con el alijo y desde allí distribuir la carga en vehículos por otras provincias españolas. Sin embargo, todavía algunos de esos alijos siguen llegando.

La única constancia de un gran desembarco este año en la provincia fue el pasado mes de abril en la Coveta Fumà de El Campello a raíz de un tiroteo entre narcos para intentar robar la droga de un desembarco. La droga no se encontró, ya que la labor policial se centró en la captura de los implicados en la reyerta.

Buscar rutas alternativas busca precisamente el tener que obligar a los transportistas a arrojar la carga al agua ante los cada vez más sofisticados medios para vigilar el litoral. Esa carga se queda semisumergida esperando a que alguien vuelva para recuperarla.

Semisumergido

«Un fardo de hachís arrojado al mar no se hunde de manera inmediata. Suele quedarse semisumergido y puede tardar más de un día en empezar a hundirse al fondo del mar», explicaron fuentes policiales. Lo normal es que después de tres días en el fondo del mar, el contenido del fardo se eche a perder, aunque si están bien impermeabilizados en plástico, pueden aguantar hasta doce días. Los faros hallados en la playa de San Juan y Urbanova por un empleado de la limpieza se encontraban muy deteriorados y tenían moluscos adheridos.

Cuando hay una persecución en alta mar, la Guardia Civil suele señalizar los puntos en los que la embarcación fugitiva a fin de que se pueda buscar la carga sumergida. Barcos de pesca o buceadores del equipo de Actividades Subacuáticas de la Benemérita suelen ser los encargados de peinar los fondos marinos en esos lugares sospechosos. La Guardia Civil ha llegado a encontrarse con que algún barco de pesca ha acabado arrojando al mar un fardo que acabó atrapado entre sus redes, sólo por evitarse las molestias de tener que perder una mañana o una tarde en prestar declaración ante las autoridades, o evitarse problemas en caso de que parte de la carga acabe desapareciendo. Por eso, el fardo vuelve al mar en el momento en el que el barco se aproxima al puerto.

Cazadores de «tesoros»

Estos fardos en el fondo marino pueden convertirse en verdaderos tesoros para algunas redes de narcos como en la mejor tradición de las historias de piratas. En agosto del año 2009, la Guardia Civil arrestó a dos pescadores que fueron contratados por estas redes para rescatarlos del agua. En dicha operación fueron arrestadas otras seis personas, vecinas de Xàbia, que se encargarían de la distribución de la droga. «Aunque el hachís en el agua se echa a perder pasado algún tiempo, hay grupos que los vuelven a poner en el mercado a un precio inferior porque son conscientes que ha perdido calidad», explicaron estas fuentes. Los pescadores acusados admitieron en la vista oral las acusaciones y uno de ellos admitió que aceptó estos trabajos para poder financiarse su adicción a la cocaína, ya que estaba agobiado por las deudas. El juicio se cerró con una conformidad en el año 2014 en la Audiencia Provincial de Alicante.

En junio de 2010, las costas de la provincia vivieron jornadas similares a las de estas dos últimas semanas. En un plazo de dos días, en todo el tramo de costa comprendido entre La Vila Joiosa y Elche aparecieron hasta 16 fardos de hachís, que en conjunto pesaban cerca de media tonelada. En aquella ocasión, Guardia Civil y Policía llevaron la investigación conjuntamente. Como en esta última ocasión, todo apuntaba a que los paquetes fueron arrojados al mar por un grupo de narcos un semana antes por temor a ser descubiertos. En aquella ocasión fue en El Campello, donde aparecieron la mayoría de los fardos. También hubo momentos para la picaresca, ya que un par de bañistas, al ver aparecer dos fardos en el mar, aprovecharon para coger uno y salir corriendo cargando con él.