Leonardo M., el hombre de 35 años que se estrelló con su vehículo, un BMW 435 X-Drive en la Gran Vía Fernando el Católico de València en la madrugada de este lunes, permanece en estado de extrema gravedad en la unidad de reanimación de La Fe, y los médicos mantienen como reservado su pronóstico, a la espera de su evolución en las próximas horas. En el accidente, el hombre sufrió un gravísimo traumatismo craneoencefálico y al cierre de esta edición se temía por su vida, ya que se trata de lesiones cerebrales muy complicadas y de evolución pesimista.

Mientras, la Policía Local continúa instruyendo el atestado en el que deberán fijar las causas de un siniestro que tiene elementos poco habituales. Así, ha trascendido que el conductor, que pasó por el radar fijo del túnel de Pío XII, un kilómetro antes del brutal impacto, a 186 kilómetros por hora, no llegó a frenar en ningún momento, algo para lo que los investigadores aún no han encontrado una respuesta. Sólo saben que no hay huellas de neumáticos en ningún punto.

Además, están pendientes del resultado de las pruebas de tóxicos que le fueron realizadas a petición de la Policía Local a su llegada al hospital La Fe.

La altísima velocidad a la que entró en Gran Vía propició que, después de chocar con la rueda delantera derecha contra el bordillo del jardín de la mediana saliera despedido hacia la derecha y acabase empotrándose contra una farola y dos palmeras, que derribó. Los servicios de limpieza recogieron piezas del motor a más de 30 metros del punto de impacto final.

El estallido que provocó el accidente del BMW en la Gran Vía Fernando el Católico de València fue tal, similar al de la metralla despedida en una explosión, que había tornillería y otros elementos del vehículo incluso en el cuarto de baño de la inmobiliaria en cuya fachada quedó incrustado el motor del automóvil.