El laboratorio de producción de cocaína desmantelado en octubre pasado en Llombai podía llegar a producir hasta 100 kilos de clorhidrato de cocaína al mes, lo que da una idea de la capacidad de la factoría descubierta en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

La organización criminal utilizaba un chalé, en cuyo sótano existían tres cuevas que se utilizaban originariamente para cultivar setas, para llevar a cabo las distintas fases de transformación de pasta base en clorhidrato de cocaína, lista para su consumo.

El laboratorio de Llombai fue descubierto el 3 de octubre pasado, tras una investigación que había comenzado a principios de año. Especialistas en València en la lucha contra el narcotráfico de la Policía Nacional -grupo V de Udyco- y de la Guardia Civil -EDOA-, detectaron la llegada masiva y anómala a València de sustancias prohibidas por los convenios internacionales, ya que son utilizadas por los narcos para fabricar clorhidrato de cocaína en un largo proceso semiindustrial que comienza con la recolección de la hoja de coca.

Tras seguir el rastro a los precursores, los agentes detectaron al grupo que se escondía detrás de esa maniobra, varios de cuyos miembros resultaron tener antecedentes por tráfico de drogas. Los bidones y sacos eran recogidos en distintos puntos de València y trasladados a una caseta de aperos de labranza, en mitad de una zona de cultivo de Alfarp, tal como pudieron comprobar los investigadores, según consta en el sumario judicial, sobre el que se levantó el secreto hace mes y medio.

Desde ese primer punto, lo llevaban a una casa de campo que uno de los presuntos traficantes había alquilado, a razón de 400 euros al mes, con un pago único del primer semestre, más una fianza de 8.000 euros. Todo ello en mano.

Tras ser testigos de al menos cinco de esos envíos, y una vez identificados los seis presuntos integrantes de la trama, incluidos dos colombianos llegados directamente desde su país para realizar labores de 'cocineros' - los 'químicos' que fabrican o recuperan el clorhidrato de cocaína-, los investigadores fijaron el 3 de octubre para asestar el golpe definitivo a la organización.

Carbón camuflado como guano

Ese día, fueron detenidos el supuesto cabecilla del grupo, Francisco Javier R. A., de 43 años y con antecedentes por extorsión, tráfico de drogas y lesiones, y los presuntos implicados en labores logísticas -alquiler, transporte, llevar víveres y cubrir cualquier necesidad de los 'cocineros' confinados en el chalé...-: José O. G., de 68 años; Manuel M. C., de 67 años y 'empleado' del anterior y que llevaba 3,90 gramos de cocaína oculta en un doble fondo de su coche; y Rubén S. L., de 34 años y vecino de València, con antecedentes por tráfico de drogas. En el laboratorio fueron apresados los colombianos Carlos Orlando E., de 46 años, y Wilber R. G., de 34 años y reservista del Ejército de su país. Estos dos últimos son los 'químicos' adiestrados en Colombia para recuperar el clorhidrato de cocaína -el compuesto que se consume-, que habían recibido integrado en carbón vegetal para evitar las revisiones y controles aduaneros.

Durante los registros practicados en los domicilios de los cuatro españoles, en la casa de campo convertida en laboratorio y en una nave en Alfarp, los agentes no sólo entrontraron casi cinco kilos de cocaína ya reconstituida, sino que además hallaron 49 sacos de carbón, rotulados como guano, que dieron positivo en los test de detección de esa droga.

Los seis ingresaron en prisión provisional y, un mes después, el 6 de noviembre, fue detenido un séptimo presunto implicado, un peluquero de Chiva que presuntamente accedió a que comprasen parte de los precursores a su nombre.