El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Alicante y Monóvar ha asestado un duro golpe al tráfico ilegal de especies protegidas con el desmantelamiento de tres talleres ilegales de taxidermia y la incautación de más de 200 ejemplares de especies protegidas naturalizadas, entre ellas de león africano, rinoceronte blanco, tigre de bengala, hipopótamo, cocodrilo africano y jirafa. La operación «Taxideralia», que se enmarca dentro de un plan contra el tráfico de especies silvestres liderado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Seprona, se ha desarrollado desde mayo del pasado año y la Guardia Civil ha acabado investigando a seis personas. Cuatro de ellas, residentes en Elche, Alicante, Aspe y Villafranqueza, han sido investigadas por un delito contra la fauna, mientras que las otras dos, residentes en Alicante y Murcia, no tienen responsabilidad penal pero sí les acusan de infracciones administrativas.

Los tres talleres de taxidermia estaban en Alicante, Mutxamel y Elche, donde inicialmente la Guardia Civil intervino cerca de 400 ejemplares de diferentes animales disecados. Una vez estudiados por las autoridades competentes se ha determinado que más de 200 son de especies protegidas.

El Seprona puso en marcha las pesquisas tras detectar numerosos anuncios en internet donde se ofertaban animales disecados de especies incluidas en el convenio CITES y cuya venta está prohibida. Los agentes comprobaron que el titular del teléfono de contacto era una empresa constructora y contactaron con el anunciante con el fin de comprarle animales. Concertaron una cita en una nave de Villafranqueza en Alicante y observaron que había unas 60 piezas disecadas de especies de África y del territorio nacional.

La investigación de este hallazgo condujo hasta un taxidermista que podía realizar los embalsamientos en un chalet de Mutxamel. El Seprona localizó en un rastreo por internet una página discreta que ofrecía servicios de taxidermia en esa zona y anunciaba que tenía más de 25 años de experiencia. Así localizaron al autor de las taxidermias y comprobaron que realizaba la actividad sin acreditación ni licencia, además de no contar con medios técnicos y de gestión de residuos para procesar las partes orgánicas desechadas de los animales, por lo que se vertían a la red del alcantarillado, con el consiguiente riesgo para la salud pública. A esta persona le incautaron 70 ejemplares, mientras que en Elche también 228 ejemplares más, entre trofeos, cráneos y especies naturalizadas.

El tráfico de vida silvestre es una actividad criminal grave, que ocupa el cuarto lugar en la escala mundial, solo por detrás del tráfico de drogas, las falsificaciones y el tráfico de seres humanos. Naciones Unidas e Interpol estiman que este tráfico de especies silvestres mueve unos 90.000 millones de dólares al año.