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La juez ordena detener a otro irlandés por el crimen de Torrevieja tras identificarle dos testigos protegidos

Una persona declara que vio al presunto autor material encarcelado y al ahora fugitivo con manchas de sangre y junto al cuerpo de la víctima, tapado con una alfombra en el salón

En la imagen izquierda, el fallecido Carl Carr; a la derecha, Wayne P.W., acusado de cometer el crimen. TONY SEVILLA

El irlandés Wayne P. W., de 31 años y encarcelado como presunto autor material de la muerte a golpes de un compatriota con el que compartía piso en Torrevieja, Carl Carr, no estaba solo cuando cometió presuntamente el crimen el 17 de septiembre. Le acompañaba otro irlandés llamado Simon, de 26 años, que regresó a su país y sobre el que la magistrada titular del juzgado de Instrucción número 2 de Torrevieja, Juana López Hoyos, ha cursado esta semana, a petición de la Guardia Civil, una orden europea de detención y entrega del sospechoso.

Dos testigos protegidos han prestado declaración ante los investigadores de la Guardia Civil y además de implicar a Wayne han identificado a otro ciudadano irlandés que declaró como testigo en los primeros momentos de las pesquisas abiertas para aclarar la desaparición de Carl Carr.

La Guardia Civil considera que este fugitivo, que también residía en la casa de la urbanización La Siesta de Torrevieja donde mataron a Carl, tuvo una participación activa en el crimen y quiere que se le arreste en Irlanda para su entrega a España con el fin de ponerle a disposición de la magistrada de Torrevieja que investiga el caso.

Esta sería la sexta detención por el crimen cometido la madrugada del pasado 17 de septiembre. La Guardia Civil informó esta semana de que los «celos» o un «triángulo amoroso» motivaron la brutal agresión a golpes con un puño americano. Las pesquisas incluidas en las diligencias revelan que el fallecido y el fugitivo cuya detención se ha ordenado llegaron a la vivienda de La Siesta con tres mujeres la noche del 16 de septiembre tras haber estado de fiesta.

Una de las mujeres se marchó a su casa, otra se fue a dormir y la tercera era la expareja del presunto homicida, conocida como Mily. Según las diligencias, esta joven mantuvo «algún tipo de relación sexual» con Carl Carr en la casa pese a que se lo recriminó Simon, quien al ver que no le hizo caso se marchó a un pub de Cabo Roig en busca de Wayne. Poco después, ya de madrugada, regresaron ambos a la casa y fue entonces cuando se inició una fuerte discusión. Una testigo protegida ha declarado que estaba durmiendo cuando se despertó por unos fuertes gritos que provenían de la cocina. Allí, según la testigo protegida, estaban Wayne, Simon y Carl enzarzados en una fuerte discusión en inglés.

Aterrada por lo que estaba ocurriendo, decidió marcharse de la casa sin que se dieran cuenta. Una vez en la calle llamó a un taxi y se marchó a su domicilio. El taxista ha relatado que la mujer iba llorando, como si le hubiese ocurrido algo grave.

«Carl está muerto»

Los datos aportados por otra persona que también se ha acogido a la figura del testigo protegido para declarar ante la Guardia Civil son aún más incriminatorios. Según este hombre, acudió a la vivienda de La Siesta aproximadamente sobre las cinco de la madrugada del 17 de septiembre y tras llamar escuchó como Simon le decía a gritos a Wayne que no le abriera. El testigo acabó entrando y la escena no ofrecía dudas de que se había producido una pelea. Muebles y enseres revueltos y Wayne y Simon de pie en el salón. Wayne estaba ensangrentado y asegura que le dijo: «Algo ha pasado, Carl está muerto». Simon también tenía manchas de sangre y en medio del salón había un cuerpo de una persona bajo una alfombra o algo similar.

El testigo protegido añade en su relato que Wayne le dijo si quería verlo, mientras se reía con Simon. Contestó que no. Solo quería marcharse y así lo hizo, aunque antes se lo dejó bien claro Wayne y le advirtió de que si decía algo «acabaría al lado de Carl». Cuando ya había pasado tiempo del crimen, dice que mantuvo conversaciones telefónicas en las que afirma que Wayne le confesó que había matado a Carl por culpa de Mily y que la vivienda la limpiaron él, Simon y el español encarcelado como encubridor, quien puede acabar acusado de cooperador necesario. También le comentó que el cadáver lo enterraron entre los tres, según el testimonio recogido por la Guardia Civil. Asimismo, le dijo que Simon le dio dos o tres puñaladas al cuerpo, algo que no figura en la autopsia.

En noviembre se recogieron muestras en la casa que están pendientes de ser analizadas. Entre ellas figuran restos de sangre en un puño americano que presuntamente usaron para matar a Carl.

En prisión han ingresado por el crimen el presunto autor material, defendido por el abogado Francisco Miguel Galiana Botella, y tres presuntos encubridores, dos de ellos la pareja y la expareja de Wayne, cuya defensa la llevan José Soler Martín y José Manuel Alamán. Los letrados estudian la causa tras levantarse el secreto de sumario para decidir su estrategia de defensa.

«Tengo a este hombre en trozos pequeños»

La Guardia Civil barajó por una conversación del principal implicado que la víctima hubiese sido descuartizada

Los investigadores de la Guardia Civil que han esclarecido el homicidio del irlandés Carl Carr, cuyo cuerpo fue descubierto el pasado día 31 de enero en un paraje de Rojales, llegaron a temer durante sus pesquisas que el desaparecido a mediados de septiembre había sido descuartizado, aunque al desenterrarlo comprobaron que no fue así. Dicha hipótesis se barajó tras escuchar una de las conversaciones telefónicas intervenidas al principal implicado, Wayne P. W., en concreto una llamada realizada el pasado 30 de octubre. En dicha llamada a un número irlandés, Wayne le dice a un interlocutor desconocido para los investigadores que «tengo a este hombre a trozos pequeños -descuartizado-, está solucionado el problema y las llaves están dentro del coche, estos hombres -amigos de Wayne- estarán el próximo sábado en Torrevieja y cogeremos ese coche y lo llevaremos por un camino que no esté vigilado por la policía».

Según esta conversación, el cadáver de Carl Carr no fue sepultado hasta principios de noviembre. En otra llamada efectuada el 3 de noviembre por Wayne al ciudadano español encarcelado por encubrimiento, se refieren a una cita al día siguiente con otra persona más para enterrar a un hombre cuya identidad no revelan.

El cadáver de Carr fue trasladado en un Audi A4 de Wayne, vehículo que ya no volvió a utilizar el acusado desde el día del crimen y que la Guardia Civil intervino al español detenido, a quien además de encubrimiento le acusan de tráfico de drogas junto con el presunto homicida.

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