La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un acusado de abusar de dos menores de edad, de 12 y 13 años, a las que llevó a una ermita en municipio de la Marina Alta para ver una lluvia de estrellas. La Fiscalía reclamó para el acusado penas que suman 15 años de prisión por dos delitos de agresión sexual. Las víctimas eran un niño y una niña y, según la acusación, mientras él tocaba a ésta, obligaba al otro a masturbarle. El presunto agresor estuvo dos meses en prisión preventiva por estos hechos.

El acusado, de 20 años de edad, en un primer momento se acogió a su derecho a no declarar. Terminada la vista oral, hizo uso de su derecho a última palabra diciendo entre lágrimas que era inocente y que se dejó llevar en una noche en la que estaba hablando de cosas sexuales con los dos menores de edad. Por su parte, éstos testificaron protegidos por un biombo para no tener contacto visual con su agresor y con el apoyo de personal de la Oficina de Ayuda a la Víctima y acompañados por sus padres.

Los hechos ocurrieron una noche de noviembre de 2017 cuando los jóvenes iban a ver una lluvia de estrellas. Según aseguraron ambos fue el acusado quien les propuso ir hasta la ermita con el pretexto de que allí se iba a ver mucho mejor. De acuerdo con las declaraciones de éstos, ella ya conocía al acusado de antes y éste le había puesto mensajes en la redes sociales. Él era la primera que lo veía.

Los supuestos habrían comenzado cuando el acusado les dijo una vez allí que «necesitaba una mamada». La joven relató que mientras él la tocaba ella dijo reiteradamente que no. «Él decía no te preocupes que no voy a hacer nada, pero seguía», relató.

Testimonios

Según el escrito de acusación, una vez allí cogió por la cintura a la menor de 13 años, la bloqueó contra la pared y la realizó tocamientos. Por su parte, el otro menor habría sufrido los abusos cuando intentaba ayudar a su amiga. Este menor relató que no se veía nada porque estaba oscuro y el acusado le arrojó al suelo y cometió los abusos mientras le tenía retenido con las piernas.

Cuando terminó, los dos menores encendieron una linterna con el pretexto de buscar un euro en el suelo, momento que aprovecharon para salir corriendo de allí. El procesado no tardó en darles alcance, porque iba en bicicleta, pero cuando llegó hasta ellos les dijo que no dijeran nada de lo que había pasado y que se sentía muy avergonzado por ello.

Los dos menores no dijeron nada en un primer momento. Pero los hechos salieron a la luz después de que la niña sufriera una crisis de ansiedad en el colegio. Al indagar la psicóloga, la joven le acabó contando lo que ocurrió esa noche.

La Fiscalía reclamó dos penas de siete años y medio de cárcel por agresión sexual a los dos menores, al considerar probado que usó la violencia para someter a las víctimas a su voluntad. El Ministerio Público aseguró que el procesado aprovechó su edad superior para que los dos menores le obedecieran. Alternativamente, planteó dos penas de tres años y medio por abusos sexuales en caso de que los magistrados consideraran no probado el uso de la violencia.

El acusado negó las acusaciones en su turno de última palabra y acusó a los dos menores de mentir. Según esa versión, llevaba poco tiempo viviendo en el municipio y por tanto no conocía el camino a la ermita. Durante el trayecto habrían sido los menores los que empezaron a hablarle de sexo y al final terminaron los tres con el juego sexual. «A mi no me gustó pero me dejé llevar», aseguró. El juicio quedó ayer visto para sentencia.