Las defensas de los cuatro encarcelados por el caso de Nuria Ester Escalante, la vecina de Sant Joan de 52 años desaparecida en Ibiza a finales de octubre de 2018, solicitan su libertad provisional. La representante legal de tres acusados (ninguno de ellos es el principal sospechoso) alega que «no existen motivos» suficientes para denunciarlos por un delito de homicidio, no hay riesgo de que oculten o alteren pruebas ni tampoco de fuga.

La defensa de tres de los cuatro acusados en prisión preventiva, Marta Matarredona, asegura que aún no han recibido los resultados del ADN de la sangre hallada en la infravivienda de uno de los detenidos «a pesar de que ya han pasado dos meses», por lo que solicitó los resultados. «En el caso de Julen [el niño de Totalán que falleció tras caer en un pozo] los resultados de las pruebas del ADN no tardaron ni 24 horas», apunta la letrada a este diario una semana después de que el juzgado instructor haya levantado el secreto de sumario de esta causa. Por ello, el juez instructor estimó el pasado 23 de enero esta petición y dictó una providencia para que se oficiase al «servicio de Criminalística de la Guardia Civil a fin de que remitan un informe de análisis sobre el tiempo estimado de aportación de los resultados». Además, en la petición de libertad provisional de los tres sospechosos, la abogada argumenta que «no existen restos biológicos de Escalante en sus domicilios, el cadáver no ha sido hallado, no existen otras pruebas o indicios que hagan deducir que los investigados hayan cometido tal delito [de homicidio]».

A continuación, la letrada critica que se dé por hecho que el cuerpo de la mujer alicantina estaba en un carro que transportaba el principal sospechoso, cuya defensa corresponde a otra abogada de oficio. «El juzgado solo tiene fotogramas de los acusados paseando por Sant Antoni. ¿Cómo se puede afirmar que el cadáver de ella estaba en el interior del carro cuando apenas se puede distinguir lo que hay en el interior? Tampoco se ve ninguna zapatilla. Se está vulnerando la presunción de inocencia», se queja la letrada, especializada en Derecho Penal.

Los tres denunciados por este presunto homicidio, que permanecen privados de libertad desde el pasado 29 de noviembre, fueron trasladados del centro penitenciario de Ibiza a los juzgados (a la sede provisional del Cetis) el pasado miércoles 23 para declarar ante el titular de Instrucción número 4, Santiago Pinsach. El juez, que se reincorporó a su juzgado a principios de enero, pidió la comparecencia de tres de los cuatro encarcelados para conocer su versión de los hechos, ya que la instrucción del caso la inició la jueza sustituta Carmen Robles. Los tres insistieron, una vez más, en su inocencia.

«Cabezas de turco»

«A los cinco [un quinto acusado quedó en libertad provisional en diciembre] se les denuncia por homicidio, pero no hay pruebas contra ellos. Son cabezas de turco. Si no fueran okupas no estarían presos. No existe ningún indicio de peso que justifique su prisión preventiva, ni siquiera que sean sospechosos de este homicidio. La investigación está incompleta», sostiene la abogada. «Escalante dijo que a partir del 30 de octubre se quedaría en casa de otra persona, pero no especificó quién era», justifica Matarredona, que añade que otro argumento de la Guardia Civil es que incurren en «contradicciones». «No recordar en qué fechas exactas la vieron no justifica tenerles en la cárcel», opina la abogada.

Asimismo, recalca que sus mandantes desean que Escalante, «si está viva», aparezca «cuanto antes» y, si no lo está, que localicen pronto su cuerpo «para demostrar que no han sido ellos» los responsables de su desaparición. «Tuvieron la mala suerte de coincidir con ella», agrega la abogada defensora.

De hecho, el principal sospechoso del caso reconoció que pasó con Escalante la noche del 29 al 30 de octubre, pero insistió en su inocencia. Sin embargo, diversas fuentes informaron a este diario que se negó a reconstruir los hechos cuando compareció en los juzgados para prestar declaración el pasado 27 de diciembre.

En cuanto al resto de implicados, Escalante se alojó en casa de uno de los ahora encarcelados, de nacionalidad uruguaya. Se trataba de un amigo «de hace años». Después él la llevó a casa de otro, que residía en una infravivienda próxima a un taller abandonado, con el que tuvo una discusión por una cadena de oro y la echó. Ella se fue a casa de un tercero, donde, al parecer, estuvo pocos días.