La Fiscalía de Alicante ha solicitado prisión permanente revisable para la vecina de Elda encarcelada por acabar con la vida del niñoque tenía en acogida su compañero sentimental. El pequeño, de 8 años, fue encontrado muerto el 30 de agosto de 2017 en el piso de Elda en el que vivía la pareja. Es la primera vez que se solicita en la provincia la polémica pena introducida en el Código Penal durante el Gobierno de PP. El escrito ya ha sido presentado en el juzgado.

La fiscal Alicia Serra considera que Alejandra G. P., de 32 años de edad, atacó al niño por la espalda, por lo que la acusa de un cargo de asesinato con alevosía asesinato con alevosía y de otro de simulación de delito por afirmar que ambos habían sido atacados por unos desconocidos. La mujer mantuvo, hasta que cambió su versión por la del accidente, que dos desconocidos habían entrado en el piso cuando se encontraba cuidando al niño y que les habían atacado a ambos. En el momento en que ocurrieron los hechos la presunta asesina estaba embarazada de cuatro meses de su pareja, un entrenador de atletismo de 41 años, padre de acogida de la víctima y personado en este proceso como acusación particular al igual que su exmujer y también madre de acogida del pequeño.

La detenida lleva en prisión preventiva desde el 1 de junio del año pasado y será un tribunal popular el que determine si es culpable de una muerte en cuyo trasfondo prodrían estar unos celos enfermizos por la relación que el niño, que padecía epilepsia y un pequeño grado de autismo, tenía con su padre de acogida.

La detención de Alejandra se produjo el 31 de mayo del año pasado, nueve meses después de la muerte por asfixia y en extrañas circunstancias del pequeño, aunque las sospechas casi desde el primer momento se centraron en ella por las contradicciones detectadas en sus declaraciones a los investigadores de la Comisaría de la Policía Nacional de Elda-Petrer, del Grupo de Delincuencia Violenta de la Policía Judicial de Alicante y de la Comisaría General de la Policía Judicial de Madrid. La mujer, quien en el momento del arresto tenía un hijo de 5 años de un matrimonio anterior y una bebé de tres meses fruto de su relación con el padre de acogida del pequeño fallecido, relató a los agentes y a las primeras personas que la socorrieron que había sido agredida sexualmente por los supuestos atacantes. Una afirmación que tras una exploración ginecológica fue desmentida.

También desconfiaron de que hubiera sido golpeada y maniatada porque sólo presentaba contusiones leves. Prueba de ello es que no habían transcurrido ni 24 horas cuando los agentes la condujeron a la vivienda, en presencia de la comisión judicial, para realizar la primera reconstrucción de los hechos.

Multitudinario adiós al niño en Elda

Según el relato ofrecido por la acusada, que tiene una discapacidad auditiva completa, su pareja estaba entrenando en la pista de atletismo cuando ella y el menor se encontraban solos en el primer piso del edificio Korten, en el 26 de la calle Quijote, de Elda, donde entonces residía la pareja. Aseguró que cuando se disponían a salir a la calle fue asaltada por dos encapuchados que llevaban ropa oscura, cascos de moto, que no iban armados y que desconocía cómo pudieron franquear la puerta exterior del bloque dado que no estaba forzada. Ambos, dijo, estaban esperándola en el rellano y la introdujeron a golpes en el salón mientras llevaban al niño a otra habitación.

El móvil del asalto no fue aparentemente el robo porque nada se echó en falta en la casa, ni dinero ni joyas, pero aseguró a los agentes haber visto, después de que los asaltantes le colocaran una bolsa de tela negra en la cabeza, unos destellos que asoció con que estaban haciéndole fotografías al niño, cuyo cadáver apareció tumbado en el suelo, semidesnudo, y con restos de vómito y sangre aunque no presentaba signos externos de violencia o estrangulamiento, ni había sufrido lesión por arma blanca o de fuego. El niño murió estrangulado por su propia camiseta aunque la sospechosa relató en su segunda versión que el pequeño murió atragantado por un trozo de jamón, que se asustó y que por eso inventó el relato del ataque.

Alejandra también dijo a los agentes que aprovechó un descuido para coger su móvil y hacer una videollamada a su madre, que a su vez alertó a su actual pareja. Sin embargo fue descubierta y golpeada nuevamente mientras uno de los agresores rompía el móvil arrojándolo al suelo antes de que ambos huyeran. A pesar de las agresiones, y de permanecer maniatada, pudo volver a realizar otra videollamada a su madre para pedir ayuda, aseguró. Y mientras tanto un vecino de la planta superior fue quien llamó al 112 al entrar al piso tras observar que la puerta estaba abierta y descubrir la escena. Un enrevesado relato que los agentes asignados al caso consideraron un montaje para tratar de ocultar la realidad.