Agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València detuvieron a las 13.30 horas de ayer a la salida de su domicilio, en el valenciano barrio de València, al hombre que presuntamente mató a Fernando Lumbreras Márquez, primer coordinador del colectivo Lambda en València y uno de sus fundadores. La detención se produce apenas seis semanas después del hallazgo del cuerpo sin vida de Fernando, que fue golpeado y estrangulado hasta la muerte durante una cita sexual con un desconocido que, además, le robó.

El detenido es un joven de 23 años, de nacionalidad georgiana y con antecedentes, que residía en régimen de alquiler en un domicilio del barrio de Russafa. Fue precisamente ahí donde lo apresaron los investigadores a última hora de la mañana y adonde fue conducido, en presencia de la comisión judicial, su letrada y la policía, a primera de la tarde para estar presente durante el registro practicado en la vivienda.

Agentes del grupo de inspecciones oculares de la brigada de Policía Científica y del grupo de Homicidios rastrearon la casa en busca de la ropa que llevaba el día del crimen el sospechoso, así como de objetos propiedad de la víctima que se llevó tras su asesinato.

El desconocido del ascensor

Las sospechas se centraron desde el primer momento sobre el ahora detenido gracias al testimonio de un vecino de Fernando Lumbreras, que lo vio entrar en el portal de la víctima, en el número 9 de la calle Julián Peña, pasadas las nueve de la noche del pasado 3 de diciembre, lunes. El testigo reparó en él porque era un joven al que no conocía, y se dio cuenta de que subía a casa de Fernando porque escuchó la voz de este cuando le abría la puerta. Su testimonio ha sido fundamental, junto con el rastreo de los objetos sustraídos y las evidencias aisladas en el domicilio, para identificar y detener al presunto asesino.

Aunque el crimen fue cometido la noche del 3 de diciembre, el cuerpo no fue hallado hasta dos días después, el miércoles, día 5.

Tal como adelantó este diario, la autopsia confirmó la primera sospecha del forense que acudió al levantamiento del cadáver: la víctima había recibido numerosos golpes -ese ensañamiento parece estar relacionado con la intención de robar a Fernando- y fue estrangulada con una cuerda, la misma que usó para atarle las manos a la espalda. Además, le colocó un suéter en torno al cuello, aunque la prenda, al parecer, no fue de lo que se sirvió para matarle.

La policía peinó en los días siguientes las cámaras no solo más próximas al domicilio de la víctima, sino también las que podían haber registrado los movimientos del autor del homicidio.

Al parecer, ese fue el único encuentro que Fernando tuvo con el ahora detenido, lo que refuerza la tesis de que la intención del acusado era, desde el primer momento, robarle en lo que aparentaba una simple cita sexual con un desconocido.

De hecho, la policía rastreará casos similares en lo que el presunto homicida hubiera robado a hombres en el marco de un encuentro sexual, aunque la dificultad estriba en que muchas de esas víctimas no denuncian.

El asesinato de Fernando, una de las personas más estimadas y respetadas por su constante reivindicación de los derechos del colectivo Lgtbi, generó una corriente de preocupación por la posibilidad de que hubiese sido objeto de un ataque homófobo.

Sin embargo, la investigación policial descartó desde el principio el móvil homófobo, ya que todas las evidencias apuntaban, como ha ocurrido con otros casos similares, a la acción de un ladrón oportunista que busca víctimas entre las personas que buscan encuentros sexuales con desconocidos, tanto a través de aplicaciones móviles, como en quedadas en determinados lugares públicos conocidos de antemano.

El detenido, que llevaba alrededor de un año viviendo en el piso de Russafa donde fue arrestado ayer, según confirmaron a este diario fuentes vecinales, pasará posiblemente mañana a disposición de la jueza de Instrucción número 8 de València, que coordina la investigación desde el primer día.