Durante la cola en el banco para que le atendiera el cajero, un señor trajeado se le acercó identificándose como empleado de la entidad y que, si venía a hacer un ingreso, le atendía él. El supuesto empleado le cogió el dinero y le entregó varios impresos para que los fuera rellenando. Cuando el cliente, un hombre de 71 años, ya tenía listos los impresos se encontró con que no había ningún rastro del hombre del traje al que le había entregado los 1.750 euros que llevaba en efectivo para hacer el ingreso y que éste no tenía ninguna relación con la entidad.

Los hechos ocurrieron sobre el mediodía del 7 de noviembre de 2017 en una oficina bancaria ubicada en pleno centro de Alicante. La víctima estaba esperando en la cola para ser atendido y no sospechó en ningún momento que se trataba de un engaño hasta que fue demasiado tarde. El falso empleado incluso le sentó en una de las mesas de la oficina que se encontraba vacía en ese momento para simular las gestiones.

El sospechoso pudo ser identificado y detenido y va a sentarse en el banquillo por estos hechos en un juzgado de lo Penal de Alicate. La Fiscalía le acusa de un delito de estafa por el que le pide una pena de un año y ocho meses de prisión. Asimismo también ha reclamado que se haga una investigación ante la Agencia Tributaria, el Catastro, la Dirección General de Tráfico y el Servicio Público de Empleo Estatal a fin de buscar bienes que garanticen el pago de la indemnización al perjudicado.

Hasta los despachos

Fuentes cercanas al caso confirmaron a este diario que no se trató de hechos aislados. Según los informes policiales aportados a la causa, el acusado pertenece a un grupo organizado especializado en cometer golpes similares en oficinas bancarias de toda España. En hechos parecidos cometidos por este mismo grupo en otra oficina de Salamanca, el falso empleado consiguió con la misma treta que una anciana le entregara los 3.000 euros que iba a ingresar en una cuenta. En esta ocasión, la osadía fue todavía mayor, porque el presunto estafador la acompañó al despacho de uno de los directivos, aprovechando que estaba vacío en ese momento.

Los miembros del grupo seleccionaban a sus víctimas potenciales mientras esperaban a ser atendidas, fijándose en personas de avanzada edad u otras a las que pudieran engañar fácilmente. Mientras la víctima está rellenando los impresos, no se da cuenta de que la persona a la que ha entregado el dinero se va de la oficina en dirección a la calle. Normalmente, el ardid se descubría cuándo el cliente le preguntaba a otro empleado dónde se encontraba su compañero, tras haber pasado varios minutos esperando sin que éste le vuelva a atender.

La Policía desarticuló esta organización y ahora cada uno de sus robos va a enjuiciarse por separado en las respectivas zonas donde se cometieron. La causa por este robo acaba de llegar a un juzgado de lo Penal de Alicante, donde ahora se deberá buscar una fecha para celebrarlo.

La Fiscalía ha optado por considerar los hechos como un delito de estafa, lo que permitiría una pena más elevada de la que se impondría en el caso de ser acusado por un simple robo en el que no se usó violencia alguna. El Ministerio Público considera que el procesado actuó con engaños para lograr que su víctima le entregara el dinero.