Seis miembros de un clan familiar acusados de tirotear la vivienda de otro grupo en Alicante en 2013 se declararon ayer culpables en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial y no ingresarán en prisión al haber llegado la Fiscalía y los abogados defensores a un acuerdo por el que la petición global de la Fiscalía se ha rebajado de 52 años y siete meses de cárcel a diez años de prisión, además de acordarse la suspensión de la pena durante tres años, siempre que no cometan un nuevo delito. Solo hubo un herido pero la Policía localizó 29 impactos de bala en el inmueble tiroteado.

Los seis acusados, defendidos por los abogados Alberto Rodríguez Rozalén, Alejandro Dapena, José Manuel Alamán y José Carlos Martínez, aceptaron ayer sendas penas de un año y tres meses de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa. Además, cinco de ellos también serán condenados a otros seis meses por un delito de tenencia ilícita de armas.

La disputa que desencadenó el tiroteo tuvo un origen sentimental y no por trapicheo de drogas como se rumoreó, según el abogado Alejandro Dapena, defensor de uno de los procesados y quien indicó que las relaciones entre los dos clanes se han «dulcificado» y desde que ocurrieron los hechos los acusados no han incumplido la orden de alejamiento de los miembros de la otra familia.

Los hechos ocurrieron sobre las 17.30 horas del 14 de febrero de 2013, el día de los enamorados, en el barrio Miguel Hernández, antiguo José Antonio. Según la acusación de la Fiscalía que fue admitida ayer por los procesados, los acusados son del clan de los «Chelines» y en la época del tiroteo estaba enfrentados con el clan familiar de los «Amadores».

Reunión de patriarcas

Los patriarcas de ambos clanes se reunieron en un bar del barrio para intentar solucionar los problemas pero el encuentro concluyó sin un acuerdo.

Por ello, la Fiscalía afirma en su escrito de acusación que a causa del enfrentamiento entre los dos clanes y «problemas y discusiones» que se produjeron los días antes e incluso la mañana del día 14 los procesados acudieron con armas cortas a la calle Domínguez Margarit y tirotearon las ventanas de la vivienda donde se encontraban varios miembros del clan de los «Amadores», los cuales han declarado en esta causa como testigos protegidos.

Uno de estos testigos protegidos resultó herido por los cristales rotos de una de las ventanas a causa de los disparos, aunque no ha reclamado nada por las lesiones.

Según la acusación de la Fiscalía, no consta acreditado que los acusados tuvieran constancia de la presencia de este testigo protegido en el interior de la vivienda.

La mayoría de los acusados, además de la tentativa de homicidio, estaban acusados de tenencia ilícita de armas porque en los registros domiciliarios llevados a cabo en Alicante la Policía Nacional intervino dos pistolas automáticas y un revólver, aunque una de dichas armas cortas estaba legalizada para su uso en tiro deportivo y el procesado tenía su correspondiente licencia.