La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un atleta de origen magrebí afincado en Crevillent acusado de abusar de siete jóvenes en Alicante entre mayo de 2017 y junio de 2018. Casi todos los casos tenían idéntico modus operandi, el supuesto agresor las había seguido hasta su casa y en el ascensor trataba de tocarles sus partes íntimas. La Fiscalía reclama penas que suman más de treinta años de cárcel al entender que en cinco de estos siete casos, el acusado empleó la violencia para vencer la resistencia de sus víctimas con las que llegó a tener un forcejeo mientras estaba a solas con ellas en el ascensor. El acusado pertenecía al Club Triatlón LA208 de Elche, que rescindió sus relaciones con él a raíz de su detención, y era muy conocido en la zona del Vinalopó y la Vega Baja, donde había logrado varios triunfos deportivos.

Desde su detención el pasado mes de junio, el acusado permanece en prisión preventiva. Allegados de las víctimas denunciaron que desde el momento de su arresto hasta ahora había tratado de modificar su aspecto, dejándose melena y poniéndose mechas en el cabello.

El juicio comenzó ayer a puerta cerrada en la Sección Décima de la Audiencia Provincial con el interrogatorio del acusado y de las víctimas. Las jóvenes, que tenían entre 14 y 22 años cuando ocurrieron los hechos, entraron a declarar acompañadas de sus padres. La vista se retomará el lunes con la declaración de los policías que investigaron el caso, así como las conclusiones finales.

A pesar de que inicialmente en la Comisaría tras su detención, el acusado reconoció parte de los hechos que se le imputaban, ayer negó cualquier implicación con estas agresiones sexuales y se declaró inocente. La presencia de su coche en las proximidades del lugar donde se cometió la última agresión fue el hilo del que tiró la Policía para identicar al acusado como el presunto agresor. Posteriores informes, establecieron a través del posicionamiento GPS que el acusado estaba en la zona próxima a otros ataques. Asimismo, también se llegaron a encontrar huellas de éste en otros escenarios.

Ayer el acusado alegó que era comercial de una compañía de gas para justificar su presencia en estos lugares cuando éste tiene su domicilio en Crevillent. Según su versión, cuando se produjeron estas agresiones él estaba trabajando por la zona pero no tuvo nada que ver con ellas.

Desde la defensa se consideró que las penas solicitadas por la Fiscalía para el acusado eran «desorbitadas», al entender que no hubo violencia en ninguno de los casos. Asimismo el abogado entiende que algunas de las víctimas habían tenido dudas a la hora de identificar al acusado y dos de ellas, ni siquiera le habían reconocido.

Reconocimientos

Sin embargo, desde la Fiscalía se valora que todas ellas reconocieron al acusado tanto a través de fotografías, como en rueda de reconocimiento en el juzgado. Ayer alguna tuvo sus dudas con el cambio de aspecto físico que el acusado presentaba en el juicio. Sin embargo, en algunos casos las cámaras de seguridad de los edificios donde se cometieron las agresiones habían llegado a captarle también. En el coche también se intervino una mochila en la que se encontraron prendas idénticas a las descritas por las víctimas que sufrieron estos ataques.

El modus operandi consistía, en la mayoría de los casos en seguir a la víctima hasta su casa. Colarse en ella, al coincidir con ella en el portal del inmueble como si fuera por casualidad y, una vez dentro del ascensor, aprovechar este espacio cerrado para abordarla por sorpresa y realizar tocamientos y otro tipo de actos. No obstante, también realizó abusos o agresiones sexuales en la vía pública. En la mayoría de los casos, el hombre acababa dándose a la fuga cuando su víctima empezaba a gritar, alertando a todos los vecinos. En total se le acusa de cinco delitos de agresión sexual y otros dos de abusos sexuales. Seis de las víctimas eran menores de edad y una tenía 22 años cuando ocurrieron los hechos.

Las dos primeras agresiones se cometieron el mismo día , el 30 de mayo de 2017 a distintas horas y en diferentes puntos de la ciudad, sufridas por una joven de 17 años y otra de 22. La siguiente se cometió el 19 de septiembre, cuando la víctima de 15 años de edad salía del colegio y llegó a su urbanización. A lo largo de los siguientes meses se fue desplazando a Alicante para cometer los ataques, hasta que el amigo de una de las víctimas le vio salir de su coche, un vehículo de alta gama, poco antes de que ésta fuera agredida.