La Audiencia de Alicante ha absuelto a cinco acusados de trata de seres humanos y prostitución de una joven nigeriana que llegó en 2015 a Benidorm y denunció haber sido explotada sexualmente bajo amenazas de rituales de vudú. El tribunal considera que no se ha probado el calvario denunciado por la joven para saldar una presunta deuda de 40.000 euros y ha acordado la inmediata puesta en libertad de la hasta ahora considerada cabecilla de la red de prostitución, que llevaba un año y medio en prisión preventiva y fue defendida en el juicio por el abogado Roberto Sánchez Martínez.

La sentencia que acuerda la absolución de los cinco procesados, otro de ellos defendido por el abogado Alejandro Dapena, declara como hechos probados que una joven nigeriana que compareció como testigo protegida llegó a mediados de octubre de 2015 a España para conseguir dinero ejerciendo la prostitución. Inicialmente fue a Benidorm, donde se alojó con una acusada.

Marbella y Gata de Gorgos

Tras ejercer la prostitución una semana en un club benidormí se trasladó a Marbella con la misma acusada y desde allí fueron a un club de Gata de Gorgos, donde estuvo seis meses antes de trasladarse a Gandía. En la localidad gandiense no llegó a prostituirse y pidió asilo. Con posterioridad se marchó a Dénia y Ondara, donde ejerció también la prostitución.

El tribunal de la Sección Primera señala en el fallo que hay «serias dudas» sobre la acusación contra los procesados. Por un lado, señala la Audiencia que no ha quedado probada la captación de la joven mediante engaños, ya que la propia testigo protegida manifestó que vino de Nigeria a España a ejercer la prostitución por una situación de precariedad económica. Añade la sentencia que no se ha demostrado tampoco que la presunta cabecilla de la red le exigiera 40.000 euros por traerla a España ni que la víctima le pagara 17.600 euros. Sólo constan sendos ingresos de 200 y 400 euros.

Sobre el viaje desde Nigeria señala el fallo que no hay pruebas objetivas de la versión de la joven, quien aseguró que fue rescatada por las autoridades italianas en un barco con otras 150 personas y tras pasar por un campamento de Cruz Roja viajó hasta Barcelona en bus y a continuación a Benidorm. El tribunal señala que no hubo engaño previo y que la testigo, que ni siquiera cree en el vudú, decidió voluntariamente venir a España a ejercer la prostitución.