Dos hombres 'acogidos' en su casa a los que había pedido hacía solo unos días que se fueran, decenas de desconocidos a los que dejaba entrar en casa sin demasiadas preguntas e incluso un hermano detenido años atrás por amenazarle de muerte.

El abanico inicial de personas sobre el que trabaja desde ayer el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València para resolver el asesinato de Fernando Lumbreras Márquez, de 58 años, el primer coordinador general del colectivo Lambda en València, es, en estos momentos, amplio y augura, a priori, una investigación larga y compleja.

El cuerpo sin vida de Fernando fue encontrado pasadas las 20.15 horas del miércoles por cinco de sus vecinos que entraron en el domicilio, en el número 9 de la calle Julián Peña, en el valenciano barrio de Nou Moles, a petición de dos amigos de la víctima, asustados porque no daba señales de vida desde el lunes. De hecho, su última conexión telefónica a Whatsapp es de las 14.15 horas de ese día.

Una de las vecinas, que disponía de llave porque Fernando le había pedido que se quedase con una copia por si alguna vez sucedía algo, franqueó la entrada al grupo. «El salón estaba normal. La segunda estancia a la derecha es su dormitorio. Nada más entrar vimos su cuerpo, tirado bocabajo y con las manos atadas a la espalda, sobre la cama, que estaba revuelta. Tenía al menos un golpe en la cabeza. En cuanto nos dimos cuenta de que era un asesinato, nos salimos afuera sin tocar nada y llamamos al 112», explica una de las testigos, vecina «de toda la vida» de Fernando y de su madre.

Su marido agrega un detalle importante: «Estaba completamente vestido. Con zapatos incluso. Como si fuera salir o acabase de llegar, ya que él nunca estaba así por casa. Era muy de pijama y zapatillas», explica el marido de esta vecina, un hombre con quien Lumbreras compartía confidencias habitualmente.

Instantes después, llegaban los primeros coches patrulla de la Policía Nacional y la comisión judicial, encabezada por la juez de Instrucción número 8 de València, en funciones de guardia. El cadáver fue levantado al cabo de las horas, pero la inspección ocular en profundidad se pospuso para el día de ayer, con el fin de trabajar con luz natural.

Agentes de la Brigada de Policía Científica y de Homicidios permanecieron desde las 11.30 horas hasta bien entrada la tarde, realizando una inspección «muy, muy minuciosa», ya que será fundamental para la resolución del caso establecer de manera muy escrupulosa en qué punto exacto del domicilio y de la escena del crimen se encuentra cada una de las evidencias biológicas y lofoscópicas para que estas tengan o no un valor incriminatorio en función de a quién pertenezcan.

Una de las principales hipótesis es que el homicida era una persona a la que Fernando conocía, ya que le franqueó la entrada: la puerta no estaba forzada y la habían cerrado sin pasar la llave, ya que la vecina no tuvo que girar la suya en la cerradura para acceder al piso en la tarde-noche del miércoles.

Un vecino de la víctima vio el lunes por la noche, «sobre las nueve o así, porque yo regresaba de la facultad, a un chico al que no había visto antes que subió conmigo en el ascensor. Sé que iba a casa de Fernando porque escuché la voz de este cuando le abrió la puerta». La policía ya trabaja en conocer la identidad de esa persona aunque aún no hay datos para saber si tiene o no relación con el caso.

De momento, los agentes del grupo de Homicidios han comenzado a tomar declaración a familiares directos, a amigos y a vecinos.

«Acogía a cualquiera»

El vecino antes citado explicó ayer a INFORMACIÓN que «yo le decía muchas veces que tenía que ser un poco más precavido, porque dejaba entrar a cualquiera en su casa, para un rato o para quedarse». De hecho, en los últimos «casi dos años, vivieron con él un padre y su hijo, a los que les dejó quedarse en su casa provisionalmente, hasta que encontrasen algo. Y así, sin poner un euro en casa, estuvieron viviendo a su costa hasta que, finalmente, se fueron hace unos 15 días, después de que él les insistiera en que ya era hora de que se animaran a irse. Me dijo que habían encontrado un piso de alquiler cerca de València», asegura este vecino.

La investigación depende ahora de otro pilar importante: la autopsia que se le practicará hoy en el Instituto de Medicina Legal de València.