El pasado 23 de octubre una mujer de 33 años murió tras ser tiroteada por un amigo que pretendía mantener una relación con ella, que a continuación se suicidó. Este crimen no se ha contabilizado como violencia de género al no existir relación de pareja entre agresor y víctima. Con el criterio del Supremo, en caso de que hubiera sido juzgado al agresor se le podría haber aplicado la agravante machista si se demostrara que el crimen se cometió para someter a su víctima por el hecho de ser mujer.

La única relación entre ellos era de amistad, según la investigación. La hipótesis que barajaban los allegados a la víctima en su localidad natal de Talavera de la Reina era que el presunto homicida «estaba enamorado de ella» y que habrían mantenido una discusión cuando María le contó que había vuelto con su excompañero. El homicida podría haber intentado convencerla para que no reanudara su relación y entablaron una disputa durante la cual el varón cogió una escopeta y le disparó.

El motivo exacto no se sabrá al estar muertos los dos pero la Guardia Civil baraja que ella rechazó mantener una relación con su agresor más allá de la amistad que tenían y que se produjo una discusión.