El triple crimen se cometió la tarde del pasado 13 de septiembre. La investigación apunta a que el presunto homicida, Francisco Javier M. B. de 44 años, mantuvo una fuerte discusión con su hermano que acabó con la brutal muerte de éste último, de 42 años, a puñaladas. A continuación, esperó a sus padres, de71 y años, y también acabó con sus vidas cuando llegaron a la casa por separado. El presunto agresor no llamó hasta la madrugada del sábado al 112 para alertar de que habían apuñalado a su familia. El hombre no ha reconocido los hechos y siempre ha manifestado que no recordaba nada de lo sucedido.

La investigación calcula que desde que se cometió el triple crimen de Juan XXIII hasta que el presunto homicida llamó al 112 para alertar de los hechos pudieron pasar más de treinta horas. En ese tiempo, una de las compañeras de trabajo de una de las víctimas, la madre del sospechoso, recibió un mensaje de ésta para decirles que se encontraba mal y que no iba a ir ese día al trabajo. Sin embargo, este Whatsapp se envió cuando se suponía que la mujer había muerto, por lo que los investigadores se inclinan por pensar que fue el propio homicida quién lo envió, ganando unas horas antes de que se descubrieran los cadáveres. El dato del mensaje lo relató ante el juzgado que investiga el triple crimen la compañera de trabajo que lo recibió. La magistrada ha comenzado ya a interrogar a la gente del entorno del presunto agresor y de las víctimas.

La mañana del viernes, cuando la madre del presunto homicida no se presentó en la clínica dental en la que trabajaba, una compañera la llamó por teléfono para ver qué le pasaba. Sin embargo, las llamadas no fueron contestadas. La mujer dejó de llamar cuando recibió un mensaje en el teléfono, supuestamente de su compañera, diciendo que ese día no podría ir a trabajar porque se encontraba mal y ya dejó de llamar, según relató esta compañera ante el juzgado días atrás.

La magistrada también ha citado a otros vecinos de la familia asesinada, que han venido a confirmar lo mismo que ya dijeron a la Policía. Los vecinos han confirmado las constantes discusiones del acusado con su familia, a causa de su adicción a las drogas. En algunas ocasiones, había llegado a vender enseres del domicilio familiar para poder pagarse su adicción.

Los antecedentes por malos tratos y violencia familiar no se limitaban a los últimos meses. Las primeras denuncias se remontaban al año 1992 y se fueron presentado otras a lo largo de este tiempo. A la Comisaría de Alicante, le constaban hasta 16 detenciones de Francisco Javier M. B. anteriores al asesinato. Algunas han sido por delitos relacionadas con malos tratos a sus familiares, aunque también otras por robo con violencia.

El pasado mes de julio mantuvo otra discusión con sus padres, aunque éstos acabaron retirándola. Los padres recriminaron a su hijo que estuviera vendiendo efectos de la casa para comprar drogas sin su consentimiento y que había empeñado dos teléfonos móviles. Los padres denunciaron que su hijo se había puesto violento y que le dijo a su padre que le iba a cortar el cuello. Según esta denuncia, su carácter era «impredecible y muy violento» aunque salvo por empujones y forcejeos nunca habían desembocado en una agresión física.