El juicio por violación en un buque de la Armada durante una escala en Alicante quedó ayer visto para sentencia. El procesado defendió su inocencia en un alegato final en el que entre lágrimas negó las acusaciones, mientras que las acusaciones mantuvieron los cargos contra él por agresión sexual. Siete años pide la Fiscalía y diez la abogada de la víctima. El hombre sostiene que se trató de una relación consentida y dijo en su alegato final que su único delito había sido la falta de respeto hacia su mujer. «Yo no soy así», alegó.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2014 cuando el buque Contramaestre Casado se encontraba en el Puerto de Alicante participando en unas maniobras. Aquella noche la tripulación gozaba de un permiso y muchos se fueron a pasar una noche de copas por el centro de la ciudad, grupo en el que se encontraban agresor y víctima. A pesar de estar destinados en el mismo barco, se conocieron esa noche. La mujer sostiene que regresó al barco sobre las tres de la madrugada y que cuando estaba durmiendo en su litera, el acusado se coló en su habitación, se metió en la cama y empezó a acariciarla. Al despertarse, según la versión de la víctima, el acusado la forzó sexualmente. Las acusaciones han considerado acreditado que se trataron de unas relaciones no consentidas, en las que el acusado usó la fuerza para someter la voluntad de la víctima. Las acusaciones se remitieron a las declaraciones de testigos que relataron haber visto al acusado llegar muy borracho al barco, buscando la habitación de la víctima y diciendo que quería «follar».

Desde la defensa se alegó que se trató de una relación consentida y que no se explicaban los motivos de la víctima para acusar de un delito tan grave. La abogada insistió en que ni la propia compañera de camarote de la víctima vio nada esa noche que la hiciera pensar que a dos metros se estaba cometiendo una violación.