El «fantástico» modelo de negocio del que el empresario francés Roch Tabarot cantó sus bondades el lunes ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le está juzgando por estafa y apropiación indebida tenía su lado oscuro. Y ayer desfilaron ante los magistrados de la sección Cuarta varios de los más del medio millar de personados en esta causa que, muy a su pesar, lo han conocido.

Tal es el caso de un matrimonio de Murcia, Rafael y Lucía, que sobre plano compraron una habitación en el complejo para estudiantes que el grupo Riviera iba a levantar en Murcia similar al que edificó en San Vicente del Raspeig, junto a la Universidad de Alicante, bajo el nombre del Ulyss. Aunque el producto estaba destinado a pequeños inversores (se adquiría el departamento y una filial del grupo se encargaba de alquilarlo por un periodo de diez años a cambio de una rentabilidad de alrededor del 6%), no era el caso de esta pareja. Con una hija que no tardaría en irse a la Universidad, fue para ella para quien lo compraron.

Pero el proyecto nunca vio luz. Problemas de licencias que hicieron perder la financiación, según relató en la primera sesión del juicio el propio Tabarot, y la crisis llevaron a Riviera a desistir de la obra de Murcia cuando los compradores ya habían aportado parte del importe. «Nosotros cumplimos con los pagos pero la empresa no lo hizo y se quedó con nuestro dinero sin que pudiéramos disfrutar de lo que habíamos comprado», relató ayer Rafael ante el tribunal presidido por Teresa Palacios del que también forman parte Juan Francisco Martel y Carmen Paloma González, la ponente.

Papel mojado

Como garantía de lo que iban aportando la mercantil (cuya cúpula fue detenida en El Altet en septiembre de 2008 cuando se disponían a volar en un jet privado a Marruecos) les iba dando avales bancarios «que resultaron ser falsos». O, como los definieron otros de los afectados, «fotocopias a color» o «escaneados de los originales». En cualquier caso, y se llame como llame, papel mojado a la hora de presentarse en un banco y hacer valer los derechos para recuperar el dinero invertido.

«Después de eso nos ofrecieron un pagaré que fue devuelto y, como alternativa, nos dieron la posibilidad de comprar en Alicante, pero ¿para qué queríamos una habitación en Alicante si mi hija iba a estudiar en Murcia?, explicó cargado de razón Rafael.

No fue el único damnificado por el fiasco de esta promoción que ayer relató sus miserias ante el tribunal. En el caso de Víctor Jesús Vivancos fueron diez los apartamentos que, también sobre plano, compró su empresa. Y 229.000 euros, el 50% del importe total, lo que abonó y no ha recuperado. «Desde Riviera nos llamaron para decirnos que el proyecto no se podía llevar a cabo. Nos ofrecieron cambiar el aval por pagarés y nos dijeron que en 48 horas habríamos cobrado. Pero cuando fuimos al banco a ejecutar el aval, porque de los pagarés no nos fiábamos, nos encontramos con que lo que llevábamos no era el documento original sino uno escaneado», explicó Vivancos, quien añadió que esta operación ha sido «la ruina de su empresa» y, ya fuera de sala, que su padre había tenido que recibir atención psicológica por estos hechos.

El abogado que llevaba los asuntos mercantiles de esta empresa, citado también como testigo, añadió que desde Riviera les ofrecieron invertir lo que habían entregado en el complejo de San Vicente, «pero lo descartamos porque fuimos a verlo y nos pareció que no todo estaba en regla. Luego fue cuando acudimos al banco con el aval. La copia estaba tan bien hecha que hasta el notario dijo que era el original», precisó el letrado.

Otro de los inversores declaró que él recuperó lo aportado, aunque no especificó cuánto, el 8 de septiembre de 2008, cuando Riviera ya estaba inmersa en el concurso de acreedores.

Además de los damnificados, ayer compareció el director financiero de Riviera, quien aseguró que «la contabilidad se llevaba lo más al día posible», que «se fueron cancelando las hipotecas hasta que la empresa tuvo problemas de liquidez» y que «todo se reinvertía en el grupo».

Juicio a Claude Roch Tabarot en la Audiencia Nacional por estafa

Juicio a Claude Roch Tabarot en la Audiencia Nacional por estafa

Tabarot se enfrenta a una petición de más de 30 años de prisión por estafar y quedarse con dinero de los compradores de sus promociones. La Fiscalía no acusa.