Durante más de 24 horas estuvieron en el suelo de su domicilio de Alicante los cadáveres ensangrentados de un matrimonio de 71 y 68 años y de su hijo de 42. Murieron tras recibir múltiples puñaladas que les asestó presuntamente con un cuchillo otro hijo de la pareja y hermano de la tercera víctima, que fue detenido por la Policía Local. El crimen fue cometido el pasado jueves en tres episodios violentos -según la hipótesis que baraja la Policía Nacional-, pero Francisco Javier M. B., de 44 años, no llamó hasta las 1.40 horas de ayer al 112 para comunicar que había tenido una discusión con su hermano y que estaban muertos él y sus padres.

La Policía Nacional ya tenía constancia de antecedentes por violencia doméstica en la familia y los vecinos del barrio Juan XXIII Segundo Sector también reconocieron ayer que mantenían frecuentes disputas, ya que los dos hijos han tenido problemas con el consumo de drogas y al menos el presunto homicida estaba en un programa de desintoxicación.

Las drogas y una patología mental, por la que recibía una «pequeña paga», podrían haber desencadenado el triple crimen tras una disputa entre los dos hermanos, según un amigo y vecino del barrio que conoce al detenido desde pequeño. Este vecino explicó ayer a este diario que «Javi está en tratamiento psiquiátrico y con metadona y de vez en cuando fuma pasta base de cocaína, por lo que igual la mezcla hizo saltar la chispa para hacer algo así». Este amigo del detenido indicó que llevaba tres o cuatro años «desenganchado», aunque admitió que en ocasiones fumaba droga.

Hallazgo de los cadáveres

El triple crimen ocurrió en una tercera planta de un inmueble situado en el número 11 del pasaje Maestro Enrique Granados. Cuando Francisco Javier, conocido en el barrio como Javi, llamó al 112 se personaron dos patrullas del servicio nocturno de la Policía Local que descubrieron los tres cadáveres -el hermano en una habitación y los padres en el salón- y detuvieron al hombre, que estaba sentado en una silla en la cocina.

«No recuerdo nada» de lo ocurrido, afirmó a los agentes el detenido, que presentaba unos cortes en un brazo que supuestamente se realizó él mismo y un leve pinchazo en el abdomen. Esta última lesión, según un vecino que estuvo con él antes de que llamara al 112, «nos dijo que se la causó su hermano tras discutir por una cartera con dinero». Aunque inicialmente le atendió el SAMU, horas después de ser trasladado a la Comisaría tuvo que ser conducido al Hospital General, donde le curaron de nuevo y quedó ingresado en observación.

Tras detener al sospechoso la Policía Local esperó la llegada de la comisión judicial y de la Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación. Según las pesquisas y los testimonios recabados por los investigadores del Grupo de Delincuencia Violenta de la Policía Judicial, el hermano del detenido fue la primera víctima del crimen. Todo apunta a que murió el pasado jueves a mediodía tras una discusión con su hermano Francisco Javier. La Policía investiga si la disputa pudo ser por dinero para adquirir droga -la víctima siempre trataba de evitar que recayera-, aunque en la vivienda también había una Playstation a la que jugaban los dos hermanos y se investigan todas las hipótesis. Tras morir el hermano llegó luego a la casa el padre, que venía de pescar, y corrió la misma suerte que su hijo Alejandro. La madre fue la última en ser apuñalada. Vecinos del inmueble escucharon sus gritos pidiendo socorro el jueves por la tarde, pero como eran habituales las peleas nadie del vecindario dio la voz de alarma.

José y Encarni llevaban más de 40 años en el barrio, según una vecina, quien conversó el jueves con la madre del presunto autor del triple crimen y le preguntó por sus hijos: «Ahí los tengo en casa, ni salen, ni nada, pero no me habló mal de ellos», indicó esta mujer.

Encarni, a sus 68 años, seguía trabajando en labores de limpieza y su marido José ya estaba jubilado. «Eran unas bellísimas personas», indicó la vecina. El presunto homicida detenido también fue calificado por varios vecinos como «una buena persona, que no se metía con nadie».