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Las dos «viudas negras» alicantinas

La noveldense Maje y la colivenca Conchi, dos mujeres consideradas manipuladoras y en prisión por asesinar a sus maridos en València y Alicante

Imágenes de Conchi y de Maje el día de sus respectivas bodas. INFORMACIÓN

n El crimen del jubilado de 69 años agredido con un destornillador en un aparcamiento de tierra de la calle Sol Naciente de Alicante se produce un año después de otro conocido caso de una viuda alicantina encarcelada por la muerte de su marido en València, la enfermera de Novelda María Jesús M. C., conocida como Maje.

Dos de las coincidencias de ambos crímenes son que Maje y Conchi, nacida en Onil, están acusadas de la muerte de sus respectivos maridos y que ambas presuntamente promovieron el asesinato de sus esposos, aunque en el último crimen este extremo es sólo una hipótesis pendiente de confirmar.

Mientras que la Policía de València sí estableció un móvil económico en el caso de Maje -iba a cobrar un sueldo vitalicio de 1.600 euros mensuales e iba a recibir un tercio de los bienes de su marido asesinado-, el desencadenante del crimen del jubilado recién casado con Conchi aún sigue siendo una incógnita dada la nula colaboración de la pareja detenida y todo son hipótesis en fase de investigación.

El asesinato del jubilado podría tener en último extremo un trasfondo económico pero no porque Conchi pretendiera obtener dinero de su marido, sino para salvaguardar sus intereses. La víctima cobraba una pensión de menos de mil euros y vivía de alquiler en Guardamar desde hace varios meses, aunque residió en Santa Pola durante muchos años. Una de las líneas de investigación apunta a la posibilidad de que la víctima amenazara con delatar a su esposa por la farsa de la silla de ruedas y su imposibilidad de caminar y moverse, supuesta simulación que según la acusada está motivada por el cobro pendiente de una indemnización de 200.000 euros por las secuelas de un accidente de tráfico.

Dos testigos que han prestado declaración ante los investigadores del Grupo de Delincuencia Violenta de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Alicante han explicado las medidas de precaución adoptadas por Conchi el día de la boda para evitar que descubrieran que no tiene el cuerpo inmovilizado. Uno de los detalles significativos es que ella pidió que no se hicieran fotos con móviles y cuando la hija de uno los invitados -sólo fueron media docena de personas- le hizo una foto mientras tenía uno de sus brazos en alto y le pidió la cámara al padre para borrar la imagen. También tuvo cuidado de que no la vieran con el cigarro al llegar al Juzgado de Paz de Sax donde se casaron. Según los testimonios recabados por la Policía, en el camino era ella misma que fumaba y antes de llegar al juzgado su cuidador Paco se encargó de ponerle el cigarro en la boca para dar las caladas.

Sin embargo, los testigos han manifestado que durante la boda llegó a levantarse de la silla de ruedas y que al salir del bar ella misma se levantó y se metió en el coche sin ayuda de nadie. La propia policía nacional que les detuvo vio a Conchi cómo estaba de pie mientras su cuidador apuñalaba a su marido y al gritarles desde lo alto de la avenida para que depusieran su actitud la mujer hizo aspavientos con los brazos para intentar decirle que no ocurría nada.

El cuidador de Conchi fue el presunto autor material de las puñaladas que acabaron con la vida de su marido y la Policía no descarta que fuera manipulado por ella para ejecutar la acción. Este es otro de los nexos de unión con la muerte en València del ingeniero de Novelda Antonio Navarro. Maje, quien convivía con su marido al tiempo que tenía relaciones con tres o cuatro amantes, convenció a uno de ellos para acabar con la vida de su esposo. Era un enfermero que conoció en el mismo centro donde Maje trabajaba y le manipuló de tal forma que se prestó a matar a puñaladas al ingeniero noveldense.

Otra coincidencia es el medio empleado para ejecutar los crímenes. En el caso de Maje fue un cuchillo y en el de Conchi un destornillador, pero las dos víctimas murieron apuñaladas.

Uno de los extremos que también podría ser coincidentes es la obsesión de los presuntos autores materiales. El amante de Maje estaba obsesionado con ella y pese a estar casado y con una hija aceptó llevar a cabo el macabro plan. La relación entre Conchi y su cuidador aún tiene puntos sin aclarar, pero el hecho de que vecinos de Sax comenten que Paco les decía que había encontrado el amor de su vida y pensaba casarse induce a pensar a los investigadores que pudo ser convencido también para acabar con la vida del marido de ella apenas dos semanas después de la boda.

La gran capacidad de manipulación de las dos mujeres acusadas es otro punto en común, pero donde se ve que se trata de dos casos opuestos es en los protagonistas. En el caso de València, agresores y víctimas son personas de clase media y sin antecedentes ni patologías psicológicas, lo que llama más la atención de la ciudadanía. Por contra, el presunto asesino de Alicante cuenta con antecedentes por tráfico de drogas, malos tratos y abusos sexuales y la mujer de la víctima no tiene antecedentes policiales pero parece padecer algún trastorno mental.

La planificación de los dos asesinatos es otro nexo de unión, aunque en el caso de Alicante los hechos revelan un plan más chapucero que el promovido por Maje en València.

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