Trabajar por la noche no es plato de buen gusto para nadie y menos aún durante días festivos. En los últimos días, con motivo de la Semana Grande de Gijón, varios taxistas han sufrido en sus carnes, y también en sus carteras, lo que se conoce coloquialmente como un "simpa" -un impago por servicios prestados-. No es que sea la primera vez que ocurre, pero sí que se está haciendo algo habitual estos días festivos.

El pasado fin de semana un taxista gijonés vio como una mujer de unos cincuenta años le daba el alto. Eran cerca de las cuatro de la mañana. El conductor puso el intermitente, se acercó a la clienta y le invitó a acceder a su vehículo. Una vez dentro, la mujer le pidió que por favor la llevase hasta Oviedo. Veintiocho kilómetros de trayecto más tarde y al llegar a su destino, la clienta comunicó su intención de no pagar el viaje. Ni corto, ni perezoso, el conductor del taxi gijonés cerró el pestillo del auto, dio media vuelta y recorrió de nuevo los veintiocho kilómetros que separan ambas ciudades con su pasajera en la parte de atrás. Al llegar a la villa conminó a la clienta deudora a bajarse del coche. Al final, ella no logró su propósito de llegar a Oviedo sin pagar, perdió una hora de su vida y lo peor, hizo perder al trabajador parte de su jornal y de su tiempo.

No fue el único "simpa" del fin de semana. Varios taxistas más denunciaron haber sido víctimas de este tipo de delitos. Para evitar que se repitan estas situaciones los taxistas han comenzado a hacer algo que, pese a ser legal y hacerse desde hace mucho tiempo, no venían poniendo en práctica: cobrar los trayectos por adelantado para librarse de estos problemas. Lo malo, como reconocen algunos conductores es que a algunos clientes esto no les parece bien: "Creen que los estamos llamando ladrones".

Cuando los profesionales del taxi sufren este tipo de agravios "que no suelen superar los cinco o seis euros", no denuncian los hechos y ese es su primer problema, por eso muchos comienzan a interponer requerimientos ante la Policía Local. "Si denuncias y llegas a juicio, entre la multa, la carrera y las costas procesales, ya no le sale tan bien al que echa a correr cuando le dejas a la puerta de casa", cuenta uno de los taxistas afectados este fin de semana. Algunos de los que practican los "simpa" se delatan ellos mismos. "Tengo varios DNI en el coche, la gente te los ofrece como señal de que van a volver a pagar, pero luego no vuelven. Sé quiénes son y dónde viven, ¿qué hacemos? Pues deberíamos denunciar y no siempre lo hacemos", resalta otro de los conductores víctima de este pasado fin de semana.

No fue la única anécdota curiosa con un taxi como protagonista en lo que va de Semana Grande de Gijón. Otro conductor vio cómo, después de realizar un trayecto, un cliente se abalanzó sobre su coche por la ventanilla del copiloto queriendo recuperar el dinero pagado. El taxista no lo dudó y aprovechó la mala postura del hombre -con medio cuerpo dentro del vehículo- para conducirlo directamente hasta comisaría de la Policía Local gijonesa.