Familiares y amigos despidieron ayer a Arantxa Gutiérrez López, la turista asesinada en Costa Rica, en una ceremonia privada en la que no quisieron medios de comunicación, ni autoridades. «Son unos momentos muy duros para nosotros. Estamos destrozados», señaló ayer a este diario un familiar, que tras la rueda de prensa del jueves señaló que no van a hacer nuevas manifestaciones del caso por el momento y que agradecían todas las muestras de apoyo recibidas.

Las instalaciones del tanatorio Santa Faz estaban ayer abarrotadas de amigos y familiares que iban a dar el pésame y a las 17.00 horas se ofició un responso. En próximas horas, estaba previsto que el cuerpo de la mujer asesinada fuera incinerado.

La Delegación del Gobierno en la Comunidad y la Subdelegación de Alicante recogieron ayer el guante que le lanzaron los familiares y pusieron en marcha los mecanismos para que las Fuerzas de Seguridad españolas colaboraran con las autoridades costarricenses en el esclarecimiento de los hechos. La Dirección General de la Policía anunció ayer por la tarde que dos agentes especializados en homicidios de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta se desplazarían a Costa Rica para colaborar con la investigación.

Arantxa Gutiérrez murió estrangulada el pasado sábado en un entorno turístico de Costa Rica cuando salió a correr sola por la playa de Tortuguero, mientras se encontraba de vacaciones con su marido y un grupo de amigos. La investigación apunta a que se trató de un ataque sexual. La familia junto con los restos mortales de la víctima llegaron a España el jueves y ayer despidieron a Arantxa en una ceremonia en la intimidad y sin autoridades.

Las autoridades costarricenses esta semana han admitido cierta preocupación por el impacto de esos crímenes en el sector turístico, señalaron que, de los 371 homicidios que ha registrado el país en lo que va de año, un total de 59 fueron de extranjeros pero solo estas dos víctimas fueron turistas.

El marido de la víctima, Miguel Ángel Escribano, reprochó a las autoridades costarricenses y españolas que nadie les hubiera advertido de los peligros que corrían en lo que pensaban que era un entorno paradisíaco.

Por el asesinato de la turista alicantina, fue arrestado un sospechoso un día después del crimen, pero un juzgado lo puso en libertad al no considerar suficientes las pruebas contra él. Se trata de una persona de nacionalidad nicaragüense que se encontraba irregularmente en el país y que trabajaba en un hotel de la zona. En el momento de su arresto estaba en una vivienda abandonada. La zona en la que se encuentra en hotel está rodeada de selva y no se puede llegar hasta allí salvo por el mar. El sospechoso sigue bajo custodia mientras se tramita el expediente de Extranjería y a la espera de que lleguen los informes sobre las pruebas biológicas.