El incendio forestal de Llutxent (Valencia) había quemado anoche a la hora de cierre de esta edición 3.003 hectáreas de seis municipios y obligado a desalojar a más de 3.000 personas, afectando a unas 40 viviendas de urbanizaciones de Gandia. A pesar de todo, la Generalitat mantenía «un moderado optimismo» sobre su evolución en las próximas horas.

Anoche, continuaban activos los dos frentes del incendio, que lleva activo desde el lunes. Ayer por la tarde, todavía soplaba el viento pero el aporte de calor ya no era tan alto como el martes. También había una carga de humedad que hacía pensar en un posible control del fuego.

El director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat, José María Ángel, explicó que estas circunstancias «nos hacen pensar que podemos ir a un umbral de dominio sobre la evolución del fuego» y su «perimetraje».

En la zona del incendio trabajaban 28 medios aéreos y más de 700 terrestres, entre forestales de la Generalitat, bomberos de los consorcios provinciales de Valencia, Castellón y Alicante y bomberos del parque de València, así como miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Mientras tanto los vecinos desalojados esperaban con incertidumbre y nerviosismo en las zonas de seguridad habilitadas por la Guardia Civil poder regresar a las viviendas para conocer su estado.

Marcos Iscardo, propietario de una de las viviendas de la urbanización Montepino, su residencia habitual, narró que la evacuación por parte de la Guardia Civil fue «muy rápida» y abandonó la vivienda con su familia con lo justo, «una muda, dinero y la documentación».

Su casa es una de las primeras de la urbanización, que se divisa desde la rotonda de la carretera que da acceso a la zona residencial donde la Guardia Civil había establecido un control de seguridad y no dejaba acceder a personal que no esté autorizado como medida de seguridad.

«Miedo en el cuerpo»

Ha tenido suerte porque parece que su vivienda se ha salvado de las llamas, aunque relata que todavía tiene «el miedo en el cuerpo», que empezó por la noche cuando de repente se fue la luz y poco después aparecieron las fuerzas de seguridad que les desalojaron rápidamente.

Francisco Carpena espera también en la rotonda la autorización para acceder a la vivienda de un amigo en la que se encontraba pasando las vacaciones del mes de agosto, y de la que fue desalojado el lunes por el humo.

Carpena está realojado en la casa de su cuñada y aseguró que la noche del martes habían dormido poco controlando la evolución del incendio que por la noche dio un giro cuando el viento cambió de forma brusca y empeoró la situación.

Aseguró que salió de la vivienda «con lo justo» y dejó la mayoría de sus pertenencias en la casa, que todavía no sabía si había sido una de las afectadas por las llamas.

La carretera de acceso de Gandia a Barx, la CV-675, permaneció ayer cortada al tráfico, al igual que los accesos a las urbanizaciones Montepino, Montesol y los caminos colindantes, prohibiendo el acceso a las viviendas ya que se continuaba trabajando en las labores de extinción.

La Guardia Civil acompañó a uno de los propietarios con el coche oficial a recoger a los dos perros que tuvo que dejar al ser desalojado con urgencia y que se encontraban en buen estado.

Un agente relató que los vecinos se encontraban muy nerviosos ante la incertidumbre sobre si sus viviendas se habían visto arrasadas por las llamas, y buscaban «excusas» para poder acceder, pero se mantenían las medidas cautelares como medida de seguridad.

Según informó el Ayuntamiento de Gandia en su cuenta de Twitter, los técnicos municipales pudieron acceder por la mañana a alguna de las zonas de Montepino, Montesol y Las Cumbres para hacer una primera valoración de los daños, y calcularon que el fuego había afectado a cerca de 40 viviendas.

El consistorio habilitó dos puntos de realojo, el Espai Baladre y el Centro de Convivencia de Corea, e instaló en el primero de ellos un punto de información para los vecinos afectados para informarles sobre la situación de las viviendas, y activó un grupo de Whatsapp en el número 673312040. Asimismo, el Ayuntamiento informó de que había puesto en marcha una brigada de veterinarios que recorrían la zona del incendio para recoger los animales, y los que llevaran chip se comunicaría a los propietarios.

La organización ecologista WWF consideró ayer «urgente» cambiar el enfoque en la lucha contra los incendios y apostar por la prevención para crear un paisaje menos vulnerable al fuego. Por su parte, Greenpeace reclamó una mayor planificación para evitar episodios de emergencia social ante los grandes incendios forestales como el de Llutxent.