La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un agente de la Policía Nacional acusado de haber abusado de tres menores de edad y haber enviado imágenes sexuales a otros siete. El acusado, que está en prisión provisional por estos hechos desde octubre de 2016, adujo que a la mayoría de ellos los había conocido por la red social Grindr y que le habían dicho que eran mayores. «Yo no voy pidiendo el DNI a todos. Yo no ocultaba nada y doy por hecho de que todos los que están allí son adultos», aseguró. Los hechos ocurrieron entre los meses de junio y septiembre de 2016. La Fiscalía reclama para él penas que suman más de 70 años de prisión por seis delitos de abuso sexual y otros diez de exhibicionismo. Ayer se celebró la primera sesión del juicio con la declaración del acusado y los agentes que investigaron el caso. Hoy está prevista la declaración a puerta cerrada de las víctimas.

El acusado achacó a una «venganza» de uno de los menores la denuncia que puso en marcha todo el procedimiento. El joven de 15 años denunció que el acusado había tenido relaciones sexuales en dos ocasiones con él en una finca que los padres del menor tienen en una población de la provincia. El procesado aseguró que también era entrenador de un equipo de futbol juvenil de un barrio alicantino y en el que jugaba el novio de este menor. Según su versión, el denunciante debió tener celos de él porque pensó que le iba a quitar a su pareja. El acusado sólo admitió haber dado un beso un día que le acompañó a su casa y no reconoció ninguna de las conversaciones de WhatsApp aportadas a la Policía y donde las imágenes y vídeos explícitos habían sido extraídas de su perfil de Grindr. «Esas fotos nunca las he enviado porque están en mi perfil y solo tienen que entrar en él para verlas», dijo.

Tras el arresto del agente, la Policía intervino el teléfono del agente a fin de localizar otras supuestas víctimas menores de edad. El acusado admitió que en aquella época era bastante «promiscuo» y tenía alrededor de un centenar de contactos sexuales en la red social. «De ellos, unos ochenta tienen la treintena como yo» y añadió que es un entorno para adultos y que supone que todos los que están allí son mayores de edad.

«Fantasmadas y gilipolleces»

El procesado admitió haber tenido relaciones sexuales en dos ocasiones con otro menor, aunque adujo que éste le engañó y le dijo que era mayor de edad. Sobre la tercera víctima con la que supuestamente tuvo relaciones, aseguró que no recordaba quién era, por lo que no pudo contestar si realmente lo conoció y ni si había estado con él. En la causa, hay un cuarto menor con el que el acusado nunca llegó a tener relaciones sexuales, porque su arresto se produjo antes de que llegaran a quedar.

En algunas de los chats aportados se usaban expresiones como «violar a niños» o «hacer orgías con caballos». «Se dicen muchas idioteces. Yo mismo decía que en el trabajo había tenido una orgía con cuatro compañeros de uniforme. Son gilipolleces y fantasmadas que se dicen y nada es real. Te da para una masturbación», explicó. El acusado mantuvo que no ocultaba su profesión en esos ambientes y que si tiene constancia de que su interlocutor es menor, nunca haría nada con él.

Ayer declararon los agentes que investigaron el caso. Según declararon en la denuncia, el menor aportó los pantallazos con las imágenes que el acusado le habría enviado y algunos de los chats que tuvo con él. Los funcionarios señalaron que el acusado les dio las claves para desbloquear su teléfono y que hicieron capturas de los supuestos chats que habría mantenido, así como las imágenes que supuestamente habría enviado a los menores. Según explicaron, en el terminal había miles de conversaciones y se hizo una búsqueda de aquellas que podrían ser relevantes para la investigación y que hicieran alusión a relaciones con menores.

La defensa ha impugnado el contenido de esos pantallazos al considerar que la diligencia se practicó sin ningún tipo de control judicial, un extremo que fue negado durante la vista tanto por los agentes como por la Fiscalía.