La sed que tuvo en pleno secuestro y atraco ha terminado por delatar a un criminal que hace dos años dejó su ADN en el vaso de agua que le pidió antes de huir a la víctima, la propietaria de un bar de Monóvar a la que robaron 63.000 euros que había cobrado por un accidente de tráfico. El presunto autor de los hechos es un camerunés de 42 años que ha sido localizado por la Guardia Civil de Novelda en una prisión de Murcia, donde recientemente le tomó declaración en calidad de investigado por los delitos de robo con violencia e intimidación, detención ilegal y amenazas con arma blanca.

El Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Novelda tenía abierta las pesquisas desde que la víctima presentó la denuncia a mediados de marzo de 2016. El asalto ocurrió un mes antes pero como fue amenazada si denunciaba no acudió inicialmente a la Guardia Civil por miedo a represalias.

Según denunció la víctima, en una ocasión se encontraba dentro del bar que regenta en Monóvar y mantuvo una conversación con un cliente habitual al que comentó que tenía que ingresar una cantidad de dinero que guardaba en la cocina por miedo a que se lo robaran. Dicha conversación fue presenciada por un hombre que había comenzado a frecuentar durante varios días su establecimiento y que aparentaba disponer de datos de ella pese a que no le conocía con anterioridad.

Unos días después de esta conversación la dueña del bar se disponía a trasladarse desde el bar hasta una entidad bancaria para ingresar 63.000 euros que había cobrado en concepto de una indemnización por un accidente de tráfico. En ese momento se le cayeron al suelo los sobres donde llevaba el dinero y los recogió, pero allí estaba el cliente sospechoso que pudo presenciar la escena.

Arma blanca en el cuello

La mujer salió del bar y cuando estaba ya en la calle fue abordada de forma sorpresiva por una persona que le colocó un arma blanca en el cuello. Al darse la vuelta pudo comprobar que se trataba del nuevo cliente que últimamente visitaba su local. La víctima fue obligada a subir a un vehículo y nada mas entrar le dijo que echara los sobres con el dinero al asiento trasero.

A continuación condujo a la víctima hasta el garaje de su domicilio y le amenazó de muerte a ella y a su familia si denunciaba los hechos. Y no parecía que bromeaba porque comenzó a dar nombres y direcciones de la familia de la víctima que evidenciaban que la había estado vigilando de cerca antes del asalto.

Antes de darse a la fuga con los 63.000 euros el asaltante le pidió un vaso de agua. Ella se lo dio y se marchó. La víctima denunció el robo un mes más tarde y pese a que no pudo aportar datos para identificar el coche del atracador la Guardia Civil sí recuperó el vaso de cristal donde bebió agua y una mochila que olvidó en el lugar.

El Servicio de Criminalística de la Guardia Civil emitió un primer informe que descartaba la presencia del ADN del sospechoso, pero en abril de este año se conocieron los resultados de un informe de ensayo que recogía el hallazgo de un perfil genético de una persona que contaba con numerosos antecedentes policiales por trata de seres humanos, estafa, robo con violencia, tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal, entre otros.

Al estar fichado el sospechoso se le mostró la imagen a la víctima y no dudó en reconocerle, por lo que la Guardia Civil de Novelda realizó indagaciones sobre el paradero de este hombre y averiguó que estaba ingresado en la prisión murciana de Sangonera la Verde por otros hechos delictivos.

El juzgado de Instrucción número 3 de Novelda autorizó el interrogatorio del preso en calidad de investigado por la detención ilegal y robo con intimidación a la dueña del bar de Monóvar. Una vez prestó declaración en el centro penitenciario quedó ingresado en la misma cárcel de Sangonera la Verde.