? Conocedor de las seis requisitorias que recaían sobre él de juzgados de Orihuela, Elche, Vinarós (Castellón), Granada, Sevilla y Vera (Almería), este peligroso criminal se había afincado en una casa aislada en Albatera, montada estilo búnker, impenetrable desde fuera y construida en su estructura interior con paredes falsas para ocultar droga y armas.

Cuando salía de su casa de Albatera el peligroso delincuente, era el perfecto vecino, siempre amable y educado. Pero nada más montarse en su vehículo ya comenzaba a cometer delitos: portaba una carta de identidad falsa y el coche tenía las placas de matrículas falsificadas. Para aparecer por la ciudad, se caracterizaba con una peluca, que en ocasiones le hacía asemejarse a una mujer, si se le miraba de espaldas.

Debajo de esa apariencia se escondía un hombre peligroso, curtido por el tiempo que había estado en la cárcel, y que desconfiaba de formar parte de cualquier grupo criminal que no fuera el suyo.