Un juzgado de lo Penal sentará en el banquillo a un celador del Hospital General de Elda acusado de trato degradante y agresiones a los pacientes del área de Psiquiatría. El trabajador se sienta en el banquillo por haber reducido a puñetazos a internos de la planta durante crisis en las que éstos se encontraban en un estado de agresividad. Uno de los perjudicados está personado en la causa como acusación particular. El acusado achaca los hechos a la falta un protocolo por parte de los responsables del centro para que los trabajadores hagan frente a estas situaciones.

La Fiscalía le acusa de un delito continuado de trato degradante por el que le reclama un pena de veinte meses de prisión. Concretamente se le acusa de la agresión a tres pacientes ocurridas entre el 3 de abril y el 7 de mayo de 2010. Según se desprende de los escritos de acusación, algunas de las cámaras de seguridad del hospital de Elda llegaron a grabar algunas de estas agresiones.

El primero de los casos ocurrió la madrugada del 3 de abril de 2010 donde los servicios de seguridad del centro le pidieron su ayuda con un paciente que presentaba un elevado grado de agresividad. Según se relata en el escrito de acusación, cuando éste ya había sido reducido y estaba inmovilizado, el acusado le propinó un puñetazo entre el omóplato y el trapecio. Mientras le trasladaban a la habitación, le propinó varias patadas en los pies y los tobillos al tiempo que le decía: «Éste esta mañana cobra», «luego se va a enterar».

Este primer paciente es el que se ha personado como acusación particular en la causa y reclama una pena de dos años y medio de cárcel por los tratos degradantes; así como se le acusa de delitos leves de amenazas y lesiones por los que se reclama el pago de dos multas de 540 euros cada una. El perjudicado asegura que sufrió más de un puñetazo y que tuvo que ser atendido en Urgencias al día siguiente por los golpes recibidos, donde se le diagnosticó una contusión torácica.

La segunda agresión ocurrió hacia las 13.05 horas del 11 de abril de ese mismo año, más de una semana más tarde del incidente anterior. En esta ocasión otro paciente acababa de ser ingresado en un estado de elevada agresividad. Los vigilantes de seguridad consiguieron la sujeción mecánica del enfermo en la cama. El escrito de acusación relata que, cuando el paciente estaba inmovilizado bocabajo en la cama, el procesado le propinó una patada en los pies mientras le insultaba, llamándole «hijo de puta».

Insultos

El último de los incidentes tuvo lugar sobre las 22.26 horas del 7 de mayo de 2010. Otro paciente iba por el pasillo de la planta de psiquiatría con una bolsa en la mano. Según el escrito del fiscal, el acusado se la arrancó violentamente de manera que éste cayó al suelo. El celador se colocó sobre él y comenzó a retorcerle el brazo mientras le decía que se levantara. La Fiscalía considera que esa acción no era necesaria porque el paciente no estaba ofreciendo ningún tipo de resistencia. Cuando las enfermeras fueron a sujetar al paciente, el celador le pisó la mano y luego estuvo insultándolo mientras el personal de seguridad le llevaba a su habitación.

La defensa incide en que el acusado nunca fue informado del protocolo por el que debía regirse ante este tipo de casos, «situaciones muy delicadas en las que incluso ha resultado agredido él y otros compañeros de servicios de salud», asevera en el escrito de conclusiones. El procesado ha reconocido haber tenido que reducir a pacientes que se encontraban en elevado grado de agresividad, por lo que había tenido que pedir la ayuda de los servicios de seguridad. También ha negado haber insultado a los enfermos tras reducirlos. La defensa plantea que inicialmente el celador iba air al banquillo por una falta de lesiones, pero la vista se suspendió al agravarse la acusación y considerar que los hechos eran delito. Sin embargo hasta tres años después de los hechos no fue procesado por ellos.