Los forenses que hicieron la autopsia a la mujer asesinada en Torrevieja y emparedada para ocultar el cadáver aseguraron ayer que la víctima fue estrangulada, sin que hubiera signos de que tratara de resistirse a la agresión. Los peritos declararon ayer en la tercera sesión del juicio por este crimen de violencia machista ocurrido en 2016 y en la que las partes presentaron sus informes de conclusiones. El fiscal redujo ayer su petición de 25 a 20 años de cárcel por asesinato para el acusado, John Charlie L. T., después de que éste admitiera haber cometido el crimen. Una solicitud a la que se adhirieron el resto de las acusaciones y la defensa del presunto homicida.

En la sesión de ayer también se reprodujeron las declaraciones prestadas en su día en el juzgado por la madre y la hija de la mujer asesinada. Su comparecencia quedó grabada como prueba preconstituida para el juicio, ya que ambas regresaron a Chile tras el crimen, evitando así que tuvieran que volver a España para testificar otra vez. En aquel interrogatorio, la madre de la víctima aseguró que habló por teléfono con ella la noche del crimen. La conversación se interrumpió bruscamente cuando la sorprendió el marido y empezó a gritarle. Nunca más pudo volver a contactar con ella.

Los forenses descartaron que pudiera haber cualquier factor accidental en la muerte de la víctima y dijeron que falleció al ser estrangulada manualmente sin señales de que se hubiera defendido de su agresor. «Sólo tres cosas explican esta ausencia de signos de defensa: que el ataque se produjo de manera repentina, que estuviera inconsciente o que la estuvieran intimidando con algún arma», aseguraron.

La víctima no presentaba tampoco lesiones que justificaran la primera versión del acusado, cuando dijo que murió al sufrir un golpe accidental. También descartaron que hubiera consumido drogas. Por su parte, la forense psiquiatra que reconoció al acusado aseveró que éste era plenamente consciente de lo que hacía cuando cometió el crimen y que es imputable por ello.

El propio fiscal recordó en su informe que casualmente ayer se cumplieron dos años de la noche en que Johana fue asesinada. En la declaración grabada de la madre, ésta aseguró que su hija tenía muchas discusiones con su marido porque ella quería regresar a Chile con sus hijos y él quería quedarse en España. Aquella noche, la madre desde Chile escuchaba cómo Johana le contaba desde la terraza del piso de Torrevieja en el que vivía la pareja sus últimas discusiones. La conversación quedó interrumpida cuando apareció el acusado gritando «cuelga el teléfono, ya estás hablando con un huevón, la concha de tu madre». Desde ese momento, ya no volvió a hablar más con su hija. Nadie le respondía las llamadas.

Ignorada

Según su testimonio, cuando llegó de Chile a Torrevieja para buscarla, al encontrarse con el marido, la primera reacción de éste fue la de ignorarla y pasar de largo. Luego el hombre le explicó que ella se había ido, dejando a sus hijos, y que no la habían vuelto a ver. Hasta llegó a escribirle mensajes diciendo que estaba trabajando codo con codo con la Policía para buscarla y que habían dado con testigos que la habían visto. «Creo que me mentía para reírse de mí», aseguró.

Por su parte, la hija de 14 años de la pareja aseguró que no escucharon ninguna discusión aquella noche. Al día siguiente, Johana había desaparecido y fue su padre quien los llevó al colegio. Cuando le preguntaban dónde estaba su madre, él les decía que no lo sabía.

Abuela y nieta relataron que la víctima dio a su hija antes de todo un bolso que ella debía entregar a la primera en el caso de que le ocurriera algo. La pequeña ocultó el bolso entre sus cosas, sin saber lo que contenía, y, cuando la abuela llegó desde Chile el bolso había desaparecido.

En su informe final, el fiscal explicó al jurado que no había ningún trato privilegiado, ni ningún pacto oscuro con el acuerdo alcanzado. «Uno de los pilares de nuestro Estado de Derecho es la reinserción del delincuente, y el acusado ha dado su primer paso hacia la reinserción al haber confesado los hechos», aseguró para justificar el reducir de 25 a 20 años por asesinato la pena que se le reclama.

En este sentido, recordó el fiscal que John Charlie había empezado negando los hechos y asegurando que había sido un accidente, «una versión que ha tenido que rectificar ante la contundencia del informe de la autopsia». También subrayó que por lo menos hasta que no haya cumplido al menos 14 años de su condena no podrá disfrutar de permisos penitenciarios.

Por su parte, el abogado de la defensa se adhirió a la petición de 20 años de prisión y aseguró que su defendido «no es un monstruo. Él admite lo que ha hecho y va a pagar por ello».