Un exsubdirector de una sucursal de la CAM en Novelda deberá cumplir una pena de cuatro años de prisión por estafa, falsedad y apropiación indebida de más de 229.000 euros de clientes y de la propia entidad. Es la condena que aceptó ayer cumplir en un juicio de conformidad celebrado en la Audiencia Provincial, donde se declaró culpable y tanto la Fiscalía como la acusación particular ejercida por la entidad bancaria, que le pedía 12 años de prisión, rebajaron penas que suman cuatro años de cárcel por delitos continuados de falsedad, apropiación indebida y estafa.

Además de la pena de cárcel que le imponga la Audiencia, el acusado tendrá que hacer frente a una indemnización de algo más de 229.000 euros a la entidad bancaria, importe que el procesado admitió ayer sufragar en parte con dinero del plan de pensiones que tenía suscrito. Los clientes recuperaron de la CAM el dinero desviado por el acusado.

Los hechos admitidos por el acusado ocurrieron entre 2006 y 2008 en Novelda. El acusado, de 58 años en la actualidad, era subdirector de una oficina de la CAM en la plaza de Pío XII en Novelda y aprovechó su condición de directivo para apropiarse de dinero de diferentes clientes e incluso de la propia entidad con una póliza de crédito falseada.

Once ingresos

Uno de los clientes afectados realizó once ingresos por un importe total de 98.000 euros y recibió un resguardo del subdirector de la sucursal, quien se quedó el dinero y nunca llegó a ingresarlos en la cuenta de esta persona.

Lo mismo le ocurrió al administrador de una empresa con un ingreso de 3.280 euros para su sociedad y otro de 3.100 euros destinado a su cuenta particular.

Otro de las irregularidades admitidas por el acusado ayer fue la apertura de una cuenta de crédito para financiación con un nombre ficticio. Constaba en el sistema informático sin contrato que la amparase y tenía un límite de 48 euros. Sin embargo, la Fiscalía asegura en su escrito de acusación que el saldo deudor llegó a ser de 97.460 euros y el acusado dispuso del dinero de esta póliza de crédito.

Asimismo, el procesado cargó en la cuenta de una clienta una compra con tarjeta por un importe de tres mil euros y se reflejó en la base informática. Sin embargo, no obedecía a compra alguna y el dinero se lo quedó el entonces subdirector de la sucursal.

En otra ocasión el acusado creó una cuenta de crédito vinculada a una tarjeta a nombre de una clienta que ni suscribió el contrato ni recibió nunca la tarjeta, pero el procesado si consiguió 3.165 euros. Dicho dinero lo reflejó en operaciones aparentes en los diarios electrónicos de la entidad de ahorro.

El último engaño descubierto fue que se valió de su condición de administrador de una empresa para apropiarse de 21.747 euros que estaban destinados al pago de impuestos. Para disimularlo confeccionó unos justificantes de abono con el sello de la CAM que a efectos de la Agencia Tributaria no eran reales, por lo que reclamó a la empresa el importe de los tributos y al final tuvo que pagarlos la entidad de ahorro.

El juicio quedó visto para sentencia tras el acuerdo de conformidad entre las partes.