La joven letona hallada muerta el pasado lunes en una casa de la aldea semiabandonada en Quirós (Asturias) falleció tras ingerir hojas de tejo. No está claro si la joven pretendía quitarse la vida o si se trató de una ingesta accidental. Megijas Bogdanovica, de 20 años, estudiaba Medicina en la Universidad Stradins de Riga, la capital letona. Llevaba unas pocas semanas en el concejo quirosano, y unos meses en España. Antes había estado en Barcelona y Cantabria, donde al parecer le robaron sus pertenencias.

La joven estaba trabajando como voluntaria en casa de una familia danesa, ausente el día del fallecimiento al haberse desplazado a Cataluña para que la mujer diese a luz. Megijas, conocida como Maggie, se había quedado cuidando la casa. Otra mujer, también extranjera, descubrió el cuerpo al extrañarse de no verla en varios días. También sus familiares llevaban dos días sin tener contacto con ella. Al parecer, su padre es carpintero en Letonia.

La joven era al parecer muy callada y apocada, lo que hace pensar en una ingesta voluntaria de las hojas. De hecho, una familiar preguntó expresamente si se había suicidado cuando le comunicaron que la joven había fallecido. Ahora el cuerpo será repatriado a su Letonia natal.

Tanto las bayas como las hojas del tejo son muy tóxicas. De hecho, los astures utilizaban esa sustancia para envenenar sus flechas en la antigüedad. En Asturias, donde está protegido, es ampliamente conocida su toxicidad y tiene fama de árbol místico, ligado al ciclo de la vida y la muerte.

Habitualmente conocido por su presencia en torno a templos religiosos, el tejo es una especie vegetal con presencia en todas sus partes -salvo en la parte carnosa que recubre sus semillas- de una sustancia tóxica altamente peligrosa llamada taxina. Actualmente sus efectos negativos son poco conocidos, pero en otras épocas como la de la invasión de los romanos en el norte de la península era frecuentemente utilizada por los soldados para suicidarse.

Tipos de intoxicaciones

Generalmente las intoxicaciones por consumo de tejo conocidas suelen afectar a dos perfiles. Por una parte, niños pequeños que ingieren las bayas, inconscientes de los efectos, y por personas que voluntariamente comen hojas para provocarse la muerte, como ocurrió en las Guerras de las Galias.

Envenenamiento animal

El tejo no sólo resulta tóxico para los humanos, sino que también es habitual que afecte a animales. La cantidad ingerida para morir varía dependiendo de la especie. Algunos estudios sitúan en unos 200 gramos la cantidad mortal para especies como los caballos.

Simbología divina

A pesar de su capacidad para producir la muerte, el tejo no es un árbol mal visto en la sociedad, sino al contrario. Desde tiempos inmemoriales ha tenido una vinculación estrecha en los cultos anteriores al cristianismo y es esta faceta la que llevó a su plantación en los campos de muchas iglesias.