El interrogatorio a un inspector jefe de la Policía Nacional que dirigió la investigación que permitió incautar 192 kilos de cocaína en El Albir y desarticular una red de narcotráfico dirigida presuntamente por el británico Brian Colin Charrington confirmó ayer en el juicio que se celebra en la Audiencia de Alicante que la droga fue descubierta tras la llamada de una mujer investigada en la operación que contactó por teléfono con su madre para contarle que había sido agredida por su pareja y que no podía quedarse en la vivienda porque allí almacenaban droga.

El instructor de las diligencias policiales admitió que el velero que trajo la droga de Sudamérica atracó en Altea a mediados de mayo y la cocaína no fue decomisada hasta el 3 de julio de 2013 tras la llamada de una mujer maltratada por su compañero, el único de los 10 procesados que no ha comparecido al juicio y está en busca y captura.

Este hombre, que estaba viviendo en una casa alquilada en El Albir donde se intervinieron los 192 kilos de droga, fue detenido en 2013 por la Policía Nacional al salir del juzgado donde había comparecido por la presunta agresión a su novia y luego desveló a los investigadores el lugar del velero donde ocultó la cocaína que desembarcó por Altea.

Según un policía que declaró ayer durante más de dos horas las preguntas del fiscal antidroga y los abogados de los nueves acusados, este alijo no fue detectado inicialmente por la Policía porque el velero usado para transportar la droga atracó en el puerto de Altea con el nombre de «Henrietta» y los agentes esperaban la llegada de un barco que se llamaba «Ariane», nombre con el que fue detectado en Sudamérica.

Mientras que Brian Colin Charrington, cuyo historial policial viene recogido en la Wikipedia, aseguró en la primera sesión del juicio que sus ingresos económicos proceden de sus negocios de construcción y compra-venta de viviendas, el policía que dirigió las pesquisas declaró ante el tribunal de la Sección Décima que durante los tres años que estuvo siguiéndole la pista no detectó actividad laboral alguna en la vida diaria del británico procesado.

En su declaración también se refirió a una investigación anterior por hechos similares que tuvo que archivar el juzgado al no hallar droga en ninguno de los dos veleros vinculados por la Policía a Charrington. Explicó que fueron alertados desde Francia de la posibilidad de que la red de Charrington importara un alijo de cocaína y precisó que el velero no pudo ser interceptado a su regresado de Sudamérica por la patrullera de Aduanas y tras una escala en un puerto marroquí, donde estaba otro barco investigado, las dos embarcaciones se dirigieron al puerto de Cartagena y allí fueron registradas sin éxito por la Policía en 2011.

La Policía puso en marcha otra investigación sobre el mismo grupo en enero de 2012 tras una nueva alerta recibida de agentes franceses. Tras realizar una docena de vigilancias solicitaron a un juzgado de Dénia la intervención de teléfonos y poco antes que zarpara de Cartagena a Sudamérica el velero «Alitia» con Charrington, su pareja y otras cuatro personas, uno de los marineros comentó a un amigo por teléfono que le habían pagado 2.000 euros y que «nunca había visto tanto dinero junto en paquetes», indicó el policía.

Los investigadores también relacionaron la estancia de Charrington durante varios días en Brasil con una escala técnica que realizó el velero «Ariane», el mismo que luego llegó a Altea con la droga pero bajo el nombre de «Henrietta».

El instructor de las diligencias también se refirió a conversaciones grabadas en las que el hijo de Charrington y el procesado ahora huido hablaban de hamburguesas que le había dejado, en referencia a parques de cocaína, según la Policía. El inspector señaló por otro lado que el jefe de la red intentó borrar de una pizarra en su casa unas anotaciones sobre presuntas ventas de cocaína. Antes de este agente declaró un vecino de Cartagena que acompañó a la pareja del prófugo que trajo la droga tras el episodio de malos tratos y el hombre de confianza de Charrington, quien indicó que es su amigo, negó su participación en el alijo incautado y dijo que le acompañó en la travesía a Sudamérica para vender el velero.