Con el caso de «La Manada» y la presunta agresión sexual grupal que cometieron en los Sanfermines a la espera de sentencia, otra violación múltiple por un grupo de amigos a una joven de 19 años, en este caso ocurrida en un piso de València en junio de 2012, fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial de València.

Dos de los tres acusados se enfrentan a una pena de nueve años de cárcel cada uno y el tercero a seis años, según la petición del Ministerio Fiscal, quien considera que éstos se aprovecharon de «la situación de aturdimiento general» de la víctima, tras la ingesta previa de bebidas alcohólicas, «que le impedía oponerse a sus propósitos».

«Me sentía como una marioneta, no sé ni cuántos me violaron», reconoció la denunciante, quien manifestó no recordar los detalles de la agresión por el estado en el que se encontraba esa madrugada, cuando coincidió con los acusados en una discoteca de Riba-roja del Túria. «Parecía un zombi, no era yo. Algo tenía esa copa», apuntó la joven, que dijo haber bebido esa noche apenas una copa de cazalla con fresa y lima, que le dio a probar a uno de los acusados. «Me desperté en condiciones pésimas, con las extensiones y las medias arrancadas», explicó la agredida.

Por su parte, los tres acusados negaron haber forzado sexualmente en grupo o de forma individual a la joven. Aunque dos de ellos sí reconocieron haber mantenido relaciones sexuales con la chica, ambos aseguran que fueron consentidas, primero con uno y, mientras el otro dormía, con el segundo. El tercero negó cualquier tipo de contacto sexual con ésta.

No obstante, la policía científica halló restos biológicos de este tercer procesado en el vestido de la supuesta víctima. Para tratar de justificar la presencia de su ADN en la ropa de la joven, el acusado alegó en el juicio, por primera vez durante toda la fase de instrucción, que mantuvo relaciones con otra chica en el coche en el que posteriormente se fueron todos y que la denunciante pudo mancharse al sentarse. La policía no pudo descartar esta posibilidad, por inverosímil que pudiera parecer.

Venían de una discoteca de Riba-roja

Los hechos ocurrieron en la mañana del 3 de junio de 2012 después de una noche de fiesta en la discoteca Oasis de Riba-roja del Túria, donde la víctima trabajaba de relaciones públicas. Allí coincidió con un antiguo «rollete», según declaró ayer la joven, y éste se ofreció a llevarla a ella y a su amiga a casa. Su amiga rechazó el ofrecimiento y la dejó sola. «En las condiciones en las que iba no me tenía que haber dejado, no me habría pasado todo esto», le recriminó a esta testigo.

Por contra el antiguo amigo de la joven afirma que fue ella la que quiso ir a su casa. En el coche, que él conducía, iba la denunciante de copiloto y tres amigos detrás. A uno lo dejaron de camino en su casa, otro es uno de los acusados y el tercero estuvo esa mañana en el piso donde se produjeron los supuestos abusos, pero no participó en modo alguno en ellos.

«Era ella la que llevaba la iniciativa para que nos acostáramos», alegó este acusado, quien reconoció las relaciones. «No sería mucho tiempo porque iba muy bebido y me quedé dormido enseguida», apuntó a preguntas de la fiscal. La supuesta víctima, tras ser interrogada por el letrado de la defensa Juan Carlos Navarro, incurrió en contradicciones sobre sus recuerdos de esa noche y los motivos por los que no huyó ni pidió ayuda al recobrar el conocimiento -no tenía su móvil pero mandó un mensaje a su amiga-. «Tenía miedo», remarcó.