Las aeronaves no tripuladas, los denominados drones, tienen un importante papel que jugar en el control del tráfico a vista de pájaro. La Dirección General de Tráfico (DGT) prevé incorporar sus particulares halcones a partir de 2019. Un reciente decreto del Ministerio de Fomento liberaliza el recurso a los drones para los usos más variados. La versatilidad de las pequeñas aeronaves está directamente relacionada con la tecnología que incorporen a bordo, desde cámaras hasta sensores de temperatura.

El repunte de la siniestralidad en carretera a lo largo de 2017, ligera pero sostenida sobre el ejercicio anterior. Es el argumento que esgrime la DGT para ampliar la supervisión del tráfico rodado en todas las vías. Además, según los responsables de Tráfico, España apenas cuenta con 27 radares para controlar la velocidad por cada millón de habitantes, mientras que en Europa llegan a 73.

Agentes formados

Agentes de la Policía Local de València ya están formados para pilotar drones y ejercer tareas de control del tráfico urbano. Todos ellos han sido instruidos por el departamento de Geofísica y Cartografía de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Politécnica de València, donde el profesor Israel Quintanilla se ha convertido en una autoridad de ámbito internacional en el uso de las aeronaves no tripuladas.

Los agentes locales de València pilotarán los primeros drones que supervisarán el flujo vial, pero las aeronaves de ala fija, un poco más sofisticadas, pueden programarse para seguir una ruta determinada sin necesidad de que ningún humano las maneje. Y no dejan de mirar. Ni siquiera parpadean.

El director de la DGT, Gregorio Serrano, explicó recientemente que la recaudación obtenida por las infracciones impuestas por las aeronaves no tripuladas se publicará de forma trimestral. Los conductores conocerán de primera mano por qué las rapaces tienen ese nombre.