Los vecinos de la avenida Pare Castells no daban crédito a lo sucedido. "Qué culpa tenía la niña", se preguntaba con los ojos brillantes "de tanto llorar" Abdelalí, una de las personas que se encontraban en la terraza del bar cuando el presunto parricida cayó sobre la luna de un vehículo estacionado justo al lado gritando que había matado a su hija. Las palabras y el rostro de este vecino eran el reflejo de la consternación que el asesinato de una niña que acababa de cumplir dos años provocó en Alzira. "Es una barbaridad", "una salvajada", fueron algunas de las expresiones más repetidas. No fue el único que lloró. Muchas de las personas que se concentraron en torno al cordón policial no pudieron contener las lágrimas cuando los servicios funerarios sacaron el cuerpo de la pequeña a las 19,45 horas. "Que un padre haga eso a una niña indefensa es para matarlo y aunque no sea el padre. Me parece una aberración. No me parece, es una aberración", señaló indignado José Bernado Sayol.

El alcalde de Alzira, Diego Gómez, que se personó en la avenida Pare Castells tras el suceso, anunció que el ayuntamiento declarará hoy un día de luto por la muerte de la niña y convocará una concentración de condena que tendrá lugar a las doce del mediodía ante la casa consistorial. "Es muy lamentable por la criatura, es muy duro", comentó Gómez, mientras señalaba que técnicos de Servicios Sociales y de la Policía Local se reunirán a primera hora de la mañana de hoy para ver de qué forma se puede atender a la familia. El alcalde dijo no tener constancia de ninguna denuncia previa en la pareja.

No obstante, una amiga de la familia, también de origen rumano - al parecer se trata de la madrina de la niña-, comentó que la madre "quería divorciarse" y que el marido le amenazaba con matar a la pequeña, por lo que ésta le había manifestado su intención de denunciarle. La madre no estaba en casa cuando se produjo la fatal agresión y se presentó rota por el dolor unos veinte minutos después de que su marido se precipitara sobre un coche. "Ha venido corriendo y gritando y la han tenido que sedar", relató una mujer que presenció los hechos. Fue uno de los momentos desgarradores de la tarde. Otra situación de gran tensión fue cuando el presunto parricida se precipitó a la calle y dos clientes del bar le retuvieron al escuchar su confesión. "He matado a mi hija, llamad a la policía", era el grito que repitió con insistencia, si bien algunos residentes aseguran que también pedía que le mataran.

Abdelalí detalló que no fue una caída limpia ya que o bien se descolgó o trató de agarrarse a la barandilla del primer piso, desde el que acabó saltando. La luna del vehículo amortiguó el golpe. "Ya se podía haber matado él", era otra de las frases que repetían los vecinos, como Daniel, residente en el bloque que se encontró con el suceso cuando trataba de subir a casa. Según estos relatos, la pareja vivía entre dos y tres años en este piso que, al parecer, compartía con otros dos varones, que ayer se negaron a hablar.

Beatriz, la vecina del primero, se disponía a salir a un cumpleaños con su hijo cuando éste le alertó de los gritos en la calle y, al asomarse, escuchó que había muerto la niña. Según su relato, la madre "es más sociable" mientras que el presunto parricida no se relacionada con nadie ni decía nada aunque, eso sí, "siempre iba con la niña". "Es una persona que no da buena espina, siempre serio y con mala cara, se le ha ido la cabeza", indicó.