La Fiscalía pide penas que suman 30 años de prisión a un brigada de la Guardia Civil de La Vila Joiosa que intentó envenenar a una compañera y a su familia, según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario. El suboficial había desarrollado una enfermiza obsesión hacia ella y llevaba tres años colándose en su casa, llevándose objetos personales. Desde ropa interior y fotos íntimas a su documentación personal. Las incursiones dieron un vuelco en el año 2016 cuando el brigada entró para echar insecticida en la comida que la mujer dejaba preparada por la mañana para su marido y su hijo de tres años.

La Fiscalía le acusa de tres tentativas de homicidio, allanamiento de morada y un delito contra la intimidad. El acusado se encuentra en prisión desde junio del año pasado por estos hechos, a raíz de ser descubierto. La causa ya se encuentra en la Audiencia Provincial de Alicante, donde está previsto que el juicio se celebre a comienzos del próximo mes de noviembre.

El brigada y su víctima eran compañeros y amigos desde hacía años. La mujer fue destinada al cuartel de La Vila Joiosa en julio de 2010 y desde noviembre de 2012 empezó a residir en una de las viviendas de los pabellones junto a su marido y su hijo, de tres años de edad. Desde abril de 2011, la mujer trabajaba con el acusado desempeñando funciones de Atención al Ciudadano y donde éste era su superior. En marzo de 2016 el procesado cesó en su destino tras ser ascendido, pero hasta entonces también vivía en el acuartelamiento.

Desde hacía meses la mujer había notado que la comida desprendía un sabor fuerte y un olor desagradable, motivo por el que instaló una cámara oculta. El dispositivo registró la última incursión del acusado en la casa para echar veneno a la comida, un producto que una vez analizado resultó ser insecticida. Según el escrito de acusación, desde inicios de 2016 el procesado accedió en varias ocasiones a la vivienda para añadir sustancias tóxicas a las comidas.

La Fiscalía sostiene que el acusado tenía acceso a las llaves de la vivienda por razón de su cargo y que desde 2013 había entrado más ocasiones a la vivienda. En estas incursiones se llevó varios objetos personales de su compañera, desde fotografías íntimas en un pen-drive y ropa interior, a documentos. En una ocasión, se llevó el pasaporte a sabiendas de que al día siguiente ella tenía planeado un viaje. También, las llaves del coche y el mando del garaje, entre otros.

El fiscal sostiene que el acusado tenía pleno conocimiento de las coyunturas y pormenores familiares de su compañera por razón de la relación laboral y de amistad que mantenía con ella. Por ello, argumenta que sabía que la mujer tenía un hijo de tres años, que por razón de su edad resultaba especialmente vulnerable, así como que el marido estaba siendo sometido a un tratamiento oncológico. La acusación pública reclama siete años de cárcel por cada uno de los dos intentos de homicidio a la pareja, así como doce por el del niño. Por el allanamiento de morada se reclaman dos años y por los delitos contra la intimidad de la víctima otros dos años más.