Los mensajes despotricando contra otros miembros de la familia los carga el diablo y más cuando esos mismos mensajes acaban en manos de los aludidos. Una mujer se sentó ayer en el banquillo acusada de haber pirateado el correo electrónico de su cuñada y difundir algunos de sus mensajes entre el resto de las familia. El juicio quedó ayer visto para sentencia en un juzgado de lo Penal de Alicante, donde tanto la Fiscalía como la acusación particular reclamaron una condena de tres años de prisión para la procesada por un delito de revelación de secretos.

Los hechos ocurrieron el 2 de junio de 2010 en Alicante. Según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario, la mujer habría obtenido las contraseñas del correo electrónico de su cuñada y habría accedido a varias conversaciones de ésta hablando sobre otros miembros de la familia. La acusada realizó varios pantallazos de los mensajes y los envió a la parte de la familia aludida en esos correos, con el encabezamiento: «Un lagarto me ha mandado las conversaciones, o al menos parte, de tres mujeres (por decir algo claro) aburridas y con demasiadas ansias de protagonismo a mi parecer...Leedlos y juzgar por vosotros mismos». El mensaje terminaba con la coletilla: «Mucho cuidadín con lo que contéis dependiendo a quién, que después todo se sabe». La difusión de los correos personales generó un gran revuelo dentro de la familia, hasta el punto de que los hechos llegaron al juzgado personándose la denunciante como acusación particular.

La acusada negó ayer haber accedido ilegalmente al correo electrónico de su cuñada y aseguró que recibió un mail anónimo con todos los mensajes y que decidió enviarlos a su padre y a su hermano después de que éstos se lo pidieran porque estaban interesados en leerlos. El padre de la acusada asumió ayer durante el juicio que fue él quién se hizo con las claves de las cuentas de correo de la denunciante y por tanto la persona que se las envió de manera anónima a su hija. Según explicó, no había sabido nada de la denuncia hasta ahora, ya que su hija no le contó nada de que la habían llevado al juzgado.

Las acusaciones rechazaron ayer la autoinculpación del padre al entender que se hacía con el ánimo de exculpar a su hija y cuando para él no tendría ninguna consecuencia penal, ya que en su caso los hechos estarían prescritos.